domingo, 18 de octubre de 2009

Monasterio de la Adoración Perpetua - Corpus Domine




En Santo Domingo 2083 se encuentra la iglesia y convento de la Orden de la Adoración Perpetua, conocida como Capilla de Corpus Domini, desde 1915. El templo, encargado en 1896 al arquitecto francés Eugenio Joannon Crozier, demoró casi 20 años en construirse, en los últimos terrenos disponibles del loteo del llanito de Portales.
El estilo es neogótico, una suerte de gótico económico que el arquitecto plasmó en ingeniosos recursos estructurales en madera. La decoración interior es rica en motivos vegetales y abstractos.

PD del autor
Una iglesia abierta a los desamparados a los hombres Nadie, a todos los caídos al alcohol, a los menesterosos. No hay lujos ni oropeles muy a la mano, porque quizás ya no estarían, pero pasan todos, entran y salen sin distinción, aunque seguramente ellos son los mayoritarios porque los de otro linaje no van por esos lados. Pero en fin, es de ellos, pero es de todos los que quieran entrar, nadie mira a nadie por su aspecto o diferente condición. Recuerdo en otros lugares más de alcurnia, “invitan a irse” cuando ya no es hora de ritos específicos.
La necesidad a llevado a estas religiosas a arrendar gran parte del recinto a dependencias estatales.
Se venera al Beato Benito José Labre y a San Alejo

San Benito José Labre,
mendigo.
Año 1783.

Si los vagabundos tuvieran un santo patrono, sería San Benito José Labre. Parece que desde niño le atraía dominar con la miseria su cuerpo, para que el alma quedara más libre para volar a Dios. Ya a los doce años ponía como cabecera para dormir una tabla y desde los 16 hasta su muerte durmió siempre en el duro suelo. Tanto que la gente llegó a llamarlo "el santo que duerme en el suelo".
Nació en Bologna, Francia, en 1748. Era el mayor de los quince hijos de un librero acomodado. Sus padres lo colocaron a estudiar junto a un tío suyo sacerdote, el Padre Santiago, que todo se lo daba a los pobres y a quien la gente llamaba "un nuevo San Vicente".
Benito José sentía una enorme inclinación a la lectura de la Sagrada Escritura y a leer Vidas de Santos y libros religiosos. Tanto que su tío tenía que recordarle de vez en cuando que debía dedicar también tiempo suficiente a estudiar otras materias. Otra de sus inclinaciones era hacia la vida retirada del mundo, hacia la vida de oración y de meditación, apartado del trato mundanal con los demás.

San Alejo
Mendigo
Siglo V
Era hijo de un rico senador romano. Nació y pasó su juventud en Roma. Sus padres le enseñaron con la palabra y el ejemplo que las ayudas que se reparten a los pobres se convierten en tesoros para el cielo y sirven para borrar pecados. Por eso Alejo desde muy pequeño repartía entre los necesitados cuanto dinero conseguía, y muchas otras clases de ayudas, y esto le traía muchas bendiciones de Dios.
Pero llegando a los veinte años se dio cuenta de que la vida en una familia muy rica y en una sociedad muy mundana le traía muchos peligros para su alma, y huyó de la casa, vestido como un mendigo y se fue a Siria.
En Siria estuvo durante 17 años dedicado a la adoración y a la penitencia, y mendigaba para él y para los otros muy necesitados. Era tan santo que la gente lo llamaba "el hombre de Dios". Lo que deseaba era predicar la virtud de la pobreza y la virtud de la humildad. Pero de pronto una persona muy espiritual contó a las gentes que este mendigo tan pobre, era hijo de una riquísima familia, y él por temor a que le rindieran honores, huyó de Siria y volvió a Roma.
Llegó a casa de sus padres en Roma a pedir algún oficio, y ellos no se dieron cuenta de que este mendigo era su propio hijo. Lo dedicaron a los trabajos más humillantes, y así estuvo durante otros 17 años durmiendo debajo de una escalera, y aguantando y trabajando hacía penitencia, y ofrecía sus humillaciones por los pecadores.
Y sucedió que al fin se enfermó, y ya muribundo mandó llamar a su humilde covacha, debajo de la escalera, a sus padres, y les contó que él era su hijo, que por penitencia había escogido aquél tremendo modo de vivir. Los dos ancianos lo abrazaron llorando y lo ayudaron a bien morir.


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