sábado, 30 de julio de 2011

UNA NUEVA VISION DEL MUNDO



Una nueva visión del mundo, surge a principios del siglo XX, a partir de los sorprendentes descubrimientos de la física cuántica. Estos descubrimientos nos abren la mente al mundo de las partículas subatómicas y lo más importante, por lo menos desde el punto de vista de este artículo, es la no existencia de la “sustancia”. Esto es lo mismo que decir que la materia no existe y es verdad, pero quizás no es lo más justo referirse así a algo que es tan evidente para nuestros sentidos e impresionar por lo extravagante de la proposición, porque lo cierto también, es que con ese término nosotros nos referimos comúnmente a esa ilusión más tangible que tenemos de todas las cosas y que se enmarca dentro del mundo tridimensional al cual también llamamos “ macrocosmos”. A ese mundo se le contrapone otro mundo, el “microcosmos”, donde las cosas no ocurren como pensamos y donde el sentido común no funciona de la misma manera que aquí, donde nos movemos todos los días. El microcosmos es un mundo lleno de sorpresas las cuales superan por mucho nuestra escasa y moderada capacidad de comprensión y los científicos en su intento por comprenderlo, aunque no lograron asirlo con las herramientas clásicas y con los sentidos físicos, sí pudieron cuantificarlo, logrando aciertos insospechados a través de la Física Cuántica. El término sustancia, se refiere a lo que nosotros llamamos materia, algo de tal consistencia y densidad, que nuestros sentidos, desde nuestro lugar de observación y en este espacio específico, lo diferencian de aquello que en términos relativos a ese mismo espacio, no la tiene, tanto como para que dichos objetos sean reconocidos por ellos como algo tangible, con una imagen definida, un color específico , una sensación del tacto y una ubicación en el espacio tridimensional.

La pregunta más corriente que solemos hacer acerca de un objeto es: “¿De qué está hecho?” Esta pregunta está basada en una ilusión que se genera en nuestra mente y que se comporta más bien como nuestra imagen en una galería de espejos.





Si nos paramos entre dos espejos contrapuestos, ubicados en forma paralela y miramos por uno de ellos, vemos nuestra imagen reflejada exactamente detrás de nosotros y a toda una multitud de “nosotros” que se pierden en el horizonte de ese escenario ficticio. Esta imagen multitudinaria se extiende hacia atrás ad-infinitum. Toda esta imagen es una simple y a la vez compleja ilusión. Estos reflejos son ilusiones solamente y que nos motivan la mente en el sentido que nos interesa.
La única cosa real en todo este escenario somos nosotros mismos y los dos espejos ubicados en frente y en forma paralela.
La situación es muy similar a lo que sucede cuando preguntamos de qué está
hecho algo, cualquier cosa. La respuesta a esa cuestión es siempre algo a lo que podemos aplicar la misma pregunta.




Supongamos, por ejemplo, que preguntamos, refiriéndonos a un palillo
de dientes común y corriente: «¿De qué está hecho?» La respuesta, naturalmente, es clara: “de madera”. Sin embargo, la cuestión nos ha llevado al salón de los espejos, porque ahora podemos preguntar: «¿y de qué está hecha la madera?» Un examen más próximo nos revela que está hecha de fibras, pero otra cuestión es de qué están hechas las fibras, y así sucesivamente. Entonces el clásico pregunteo de los niños acerca del porque y de los porque indefinidos, se nos hace patente y nos evidencia una realidad sorprendente, que una y otra vez vuelve sobre la misma pregunta.



Como un par de espejos paralelos, que nos devuelven alternativamente las imágenes reflejadas en su opuesto y que nos dan la sensación de una infinita progresión que no nos lleva a ninguna parte, la idea de que una cosa puede ser diferente de aquello de lo que está hecha, crea una progresión ilimitada de respuestas que nos deja frustrados para siempre en una búsqueda sin destino alguno.
No importa de qué esté hecho algo —o todas las cosas—, hemos creado una ilusión que nos fuerza a preguntar: «Sí, ¿pero de qué está hecho eso otro?»

Los físicos son gentes que han venido persiguiendo tenazmente a esta infinita serie de secuencias y lo que han hallado finalmente es algo sorprendente.
Las fibras de madera, para continuar con el mismo ejemplo, son realmente agrupaciones de células. Las células, vistas con el necesario aumento, descubren ser agrupaciones de moléculas. Bajo un aumento mayor, las moléculas se nos descubren como agrupaciones de átomos. Y por último, los átomos, así se ha demostrado, son agrupaciones de partículas subatómicas.
En otras palabras, “sustancia” o “materia” es una serie de agrupaciones o modelos ilusorios, que se encuentran frente a nuestra vista, pero que se encuentran “fuera de foco”. La búsqueda de la sustancia definitiva del universo termina con el tremendo descubrimiento de que no existe ninguna sustancia.

Si hay una última sustancia constitutiva del universo, esta es solamente la energía pura, porque las partículas subatómicas no están “hechas” de energía sino que “son” energía.
Esto es lo que Einstein afirmó en 1905.
Las interacciones subatómicas son, en consecuencia, interacciones de energía con energía. A nivel subatómico no hay una diferenciación clara entre lo que es y lo que ocurre, entre el actor y la acción. A nivel subatómico el bailarín y el baile son una misma cosa.




La pregunta entonces en ese caso es ¿Qué está sucediendo?. Y la respuesta es que algo se está moviendo y a esta respuesta le sigue la siguiente que postula “¿Qué es lo que se está moviendo? Y en ese punto ya no es posible diferenciar entre lo que es y lo que está ocurriendo con eso. Ya en este nivel de cuestionamientos, decimos que se trata de un suceso que lo involucra a todo, donde no es posible diferenciar como lo hacemos nosotros en el mundo tridimensional, entre el bailarín y el acto de bailar, entre lo que es y lo que se está haciendo.

De acuerdo con la física de las partículas, el mundo es fundamentalmente energía
danzante. Lo que hemos venido llamando materia (partículas), está siendo creado, aniquilado y vuelto a crear continuamente. Esto es lo que pasa cuando las partículas interaccionan entre ellas y todo esto ocurre literalmente hablando, como saliendo de la nada. Donde no había «nada» de repente hay «algo» y seguidamente ese algo vuelve a marcharse, frecuentemente transformándose en algo distinto antes de desvanecerse. Si alguien ha oído las explicaciones o ha visto los videos que nos explican la experiencia de los seres que viven en un universo de dos dimensiones, se darán cuenta de que esto es lo mismo, pero en un universo de tres dimensiones. Los objetos aparecen y desaparecen como si salieran y entraran de nuestra dimensión.

En la física de las partículas no hay diferencia entre vacío o no-vacío, o entre algo (todo) y «no-algo» (nada). El mundo de la física de las partículas es un mundo de energía chispeante, danzando para siempre consigo misma en la forma de sus partículas al encenderse y al apagarse dentro y fuera de la existencia, chocando entre sí, transmutándose y desapareciendo de nuevo.
Él concepto del mundo de la física de las partículas es una imagen del “caos que ocurre por debajo del orden”. A nivel fundamental es una confusión en la que se mezclan creación, aniquilación y transformación de manera continua.

Por encima de esta confusión, limitando sus formas posibles, hay una serie de leyes de conservación. Estas leyes no especifican lo que tiene que suceder, como suelen hacer las leyes comunes de la física clásica, sino que más bien determinan lo que no puede suceder. Son leyes permisivas. A nivel subatómico todo aquello, absolutamente todo lo que no esté prohibido por las leyes de conservación, puede suceder en realidad. La teoría del quanto describe las probabilidades de que ocurran las posibilidades permitidas por las leyes de conservación.



Como escribió Jack Sarfatti: «Las partículas no siguen moviéndose rígida, formal, ni majestuosamente, siguiendo sendas determinadas. Más bien son un pandemónium hipercinético (un paraíso perdido incongruente) de los Hermanos Marx, del girar del bastón de Charlie Chaplin, algo que está y no está, que se ve y un momento después deja de verse.
En realidad, ni está claro qué es lo que sigue una trayectoria.
Todo es una confusión sicodélica............... hasta que se descubre el sutil orden.»
Y ese orden tiene que ver con la probabilidad de que ocurra, “todo” eso que es posible que ocurra.
La antigua imagen del mundo era una imagen del “orden que ocurre debajo del caos” a diferencia de esta nueva visión que tiene que ver con “el caos que ocurre por debajo del orden”.

Se presumía que bajo la prolífica confusión de detalles que constituye nuestra experiencia diaria, existían leyes sistemáticas y racionales que relacionaban al individuo con el todo. Ése fue el gran descubrimiento de Newton: las mismas leyes que rigen la caída de las manzanas rigen el movimiento de los planetas. Todavía sigue habiendo bastante verdad en ello, pero el concepto del mundo de la física de las partículas es esencialmente lo contrario.



El mundo de la física de las partículas es un mundo sin materia donde lo que es, es igual a lo que ocurre, y donde se desarrolla una infinita y tumultuosa danza de creación, de aniquilación y de transformación incesante, dentro del marco de las leyes de conservación y de la probabilidad.
La física de las partículas de alta energía es el estudio de las partículas
subatómicas. En este estudio, las “herramientas materiales” son unos equipos inimaginablemente costosos de aceleradores y ordenadores, mientras que la teoría cuántica y la de la relatividad son las “herramientas teóricas”.

El propósito original de la física de las partículas es descubrir el ladrillo básico
usado en la construcción del universo. Esto debía conseguirse rompiendo la materia en trozos cada vez más pequeños hasta llegar a lograr el trozo más pequeño posible. El resultado experimental no ha sido tan simple y en la actualidad, la mayor parte de estos físicos se ocupan en tratar de dar sentido a sus copiosos hallazgos.



(Esta imagen muestra el efecto de la colisión entre una partícula llamada pión, perteneciente a un haz que entra por la izquierda y un protón del hidrógeno líquido que llenaba la cámara de burbujas. Además, las numerosas trazas espirales pertenecen en su mayoría a electrones que han sido arrancados de sus átomos. Puede decirse sin exageración que su análisis parece complejo...
La curvatura de muchas de las trazas visibles se debe al campo magnético en el que se coloca la cámara y que actúa sobre las partículas cargadas con el objetivo de permitir la medida del momento lineal de las partículas)



En principio, la física de las partículas difícilmente podría ser más sencilla. Los
físicos lanzan partículas subatómicas para que choquen entre sí con toda la fuerza
posible. Utilizan una partícula para hacer añicos a otras, para ver finalmente qué queda de ellas y de qué están hechos estos restos. El punto de choque está, por lo general, situado dentro de un aparato que se llama “Cámara de Burbujas”. Una partícula con carga que se mueve a través de una cámara de burbujas deja un rastro semejante al que deja un avión a reacción cuando vuela en la atmósfera. La cámara de burbujas está situada dentro de un campo magnético. Esto hace que las partículas que tienen carga positiva se curven en una dirección y las que tienen carga negativa en la dirección opuesta. Una cámara fotográfica accionada automáticamente por una computadora toma una fotografía cada vez que una partícula penetra en la cámara de burbujas.


Cámara de burbujas 1952

Todos estos complicados preparativos son necesarios porque la mayor parte de
las partículas viven menos de una millonésima de segundo y son demasiado pequeñas para poder ser observadas directamente.

En términos generales, todo lo que un físico especializado sabe sobre las partículas subatómicas lo deduce de sus teorías y de las fotografías de los trazos que las partículas dejan en la cámara de burbujas. Miles y miles de fotografías tomadas en la cámara de burbujas muestran claramente lo incómodo y frustrante de la posición en que se encuentran los físicos especializados en partículas, en su búsqueda de las partículas «elementales».


Consideraciones generales

1.- En algún momento los seres de dos dimensiones descubrirán que los objetos planos que entran y salen de su precaria dimensión son seres que tienen volumen como los seres humanos, las plantas, las piedras y las gotas de lluvia. Para eso deberán desarrollar un sentido que vea fuera de su dimensión, un sentido o varios de ellos que también serán tridimensionales. El mismo ejercicio debieron hacer los seres acuáticos que requirieron salir hacia el continente, hacia tierra firme. Ellos debieron desarrollar en su interior un cambio que les permitiera respirar el aire de la atmósfera, en vez del agua de las profundidades oceánicas. Así también nosotros que estamos limitados ciertamente para entender nuestro mundo, deberemos dar crédito a ciertos fenómenos o experiencias fuera de lo normal, experiencias aisladas y excepcionales, que nos permitan desarrollar esos sentidos que nos mostrarán el universo en una dimensión más amplia.


2.- La realidad que experimentamos se desarrolla en el sentido del caos creciente. ¿Y qué será esto? ¿que significa? Esto quiere decir que las cosas ocurren de manera tal, que lo que vemos como materia se mueve en el espacio tridimensional en el sentido del caos, del desorden creciente, en el resultado multidiverso de todas las fuerzas que actúan en el suceso del acontecer, así entonces, una taza que es empujada por un movimiento involuntario, vierte el líquido que contiene sobre la mesa y rueda hasta el borde y cae hasta dar con el suelo donde se rompe en mil pedazos, dispersándose estos en todas direcciones hasta detenerse por la acción de las fuerzas que se les oponen y quedar repartidos en el suelo según un orden de muy difícil predicción. Esto no ocurre al revés, sino en el sentido que se describe precedentemente. Pero ocurre que esto está estructurado en nuestra mente como un acontecer lleno de lógica y lo que no sabemos es que nuestra forma de observar la realidad, de juzgar la ocurrencia del acontecer, corresponde a una forma muy limitada de concebir eso que realmente ocurre. No está mal, pero debemos darnos cuenta que toda forma de concebir la realidad a través de los sentidos es limitada y no incluye a toda la diversidad de fuerzas y variedad de puntos de vista e incluso deberíamos saber que cualquier manera de concebir la realidad es una nueva categoría de esta, pero nunca la realidad toda o la realidad objetiva y totalmente inclusiva.
Lo anterior nos hace conscientes de lo irracional que puede resultar nuestra propia forma de ver al mundo cuando lo que juzgamos es algún evento que ocurre en otra dimensión del espacio-tiempo. Debemos comprender que nuestro “sentido común” es algo que depende exclusivamente del momento y del espacio que ocupamos en el universo.


3.- Entonces lo más probable es que existan los universos paralelos, ya que está demostrado científicamente, que esa pequeña porción de “materia” llamada electrón no tiene una sola ubicación en el espacio, sino que tiene múltiples ubicaciones simultáneamente.

rafatorres

sábado, 2 de julio de 2011

EDUCACIÓN, SISTEMA FINANCIERO, RELIGIÓN, SALUD Y PUEBLOS ORIGINARIOS



Es crítico que los bancos y en general, el mercado financiero, adquieran un poder desmedido, asociándose entre ellos, solo entre los grandes, transformándose en una casta dominante, porque de esa manera quitarán y pondrán recursos adonde se les dé la gana y desnaturalizarán a los bienes y servicios y también a las personas que esos mismos recursos huidizos respaldan, despojándolos de esa manera del valor intrínseco, que en su momento le dieron. Se genera un sistema que se sume en la incertidumbre, donde se valora solo lo que esa casta dominante desea y se queda a merced de sus propósitos perversos.

Es crítico que a los pueblos originarios que vivían en una mancomunión con la tierra, se los despoje de ella y se los deje en una situación de precariedad, deambulando en las grandes urbes, buscando a ese alguien que los esclavizará apropiándose de su tiempo libre y de su valiosa actividad potencial.

Es crítico que las religiones se apoderen de la potencialidad creadora de cada ser humano, poniéndole por delante a sus fetiches y a su imaginería pagana, junto a sus complejos doctrinarios, porque de esa manera los dejan en una situación de vulnerabilidad y serán sacrificados a manos del sistema imperante, sin que ni siquiera ellos mismos se den cuenta.



Es crítico que la salud se le entregue al sector privado, sin las regulaciones necesarias que garanticen la atención de cualquier ciudadano que la requiera, porque entonces no dará nunca el ancho cuando en verdad se la necesite. Discriminará entre los que puedan pagar los excesivos aranceles para esa enfermedad específica, sea o no esa atención, una imperiosa necesidad en quien la requiera. Creará un submundo de discriminación en una tarea que debe estar a disposición de cualquiera que la requiera, o sea, de todos.

Es crítico que la educación se la entreguemos a los entes privados sin poseer una regulación eficiente, con instituciones que funcionen, ya que en esas condiciones, sin cometer un pecado tan grande, estos mismos crearán sistemas educativos que les sean útiles a sus propósitos y a sus propios modelos de sociedad y discriminarán sin duda entre los jóvenes más talentosos y los menos dotados, entre los estudiantes más pudientes y los de menos recursos, entre los jóvenes más sanos y los discapacitados. De esa manera no estamos garantizando el respeto a cada uno y a todos los seres humanos en su esencia más profunda, ya que no estamos velando por el respeto a su condición, el respeto a su propia visión del mundo y el reconocimiento a sus propios talentos innatos, se encuentren o no estos mismos, en estado manifiesto. Nadie les asegura que serán motivado en sus reales y verdaderas capacidades ocultas y que dará testimonio de su propia y particular visión del mundo, sino que será puesto a competir por un logro que le es ajeno y que de paso, en el mejor de los casos, sepultará en el descrédito, a otros menos dotados. Estamos entregándolos gratuitamente a un ente que los capacita para funciones que no le son idóneas, a un ente intrínsecamente egoísta, que lo ve solo como una pieza más, que le sirve para desarrollar su propio proyecto de sociedad.

¿Quien nos salva de esta verdadera maldición?

Rafa Torres