miércoles, 21 de septiembre de 2011

PUNTO CERO



La cantidad de energía que se concentra en el lugar de un accidente tiene siempre connotaciones descomunales. Desde un punto de vista físico, la materia es básicamente energía y el impacto entre grandes cantidades de esta, volúmenes potenciales y velocidades crecientes genera una presencia absolutamente inusual de energías multidiversas involucradas. Siempre estas medidas serán comparables y quedarán reducidas a poco o casi nada en el concierto de un subjetivismo globalizante, pero en nuestra dimensión adquieren la densidad suficiente como para transformarse en verdaderos “Agujeros Negros”, dimensiones superpuestas, universos paralelos de múltiples experiencias que se confrontan, con vehemencia no acostumbrada en un escenario que les queda estrecho, por decir lo menos. El mar, un avión de transporte de guerra, la velocidad relativa, los 21 seres humanos, las experiencias de vida de los involucrados, las cuales se agolpan en el presente, producto de un acontecimiento inusual sorprendentemente violento.



¿Que cantidad de cosas podría decirnos ese lugar marcado con una boya, y denominado “punto cero” en la inmensidad del océano, en un confín poco concurrido de nuestro espacio tiempo?
Allí en ese punto convergieron cantidades descomunales de materia manifiesta, velocidades neutras, crecientes y de muy diverso orden, en un lugar que se encontraba ocupado ya, por las fuerzas de la naturaleza, las cuales cedieron ese espacio de manera abrupta, a esa fuerza centrípeta que terminó concentrando todos esos mundos y colapsando aparentemente 21 cuerpos, 21 mentes, 21 vidas y un solo y gran suceso que difícilmente pueda acotarse a un solo relato y a ese solo lugar, ni a ese preciso instante, ni a esas 21 personas que entrecruzaron por un solo instante, sus vidas completas de punta a cabo, recorriéndolas todos, enhebrándolas, entrecruzándolas para llevarlas de pequeñas a grandes y prodigiosas en “ese mismo instante fecundo”.
Creo que visto así, ese lugar, el “punto cero”, es el final de muchas ocurrencias, avatares y dolores diversos que nos comprometían como nación, pero es también el comienzo de múltiples experiencias que lo superan y lo donan a la conciencia colectiva de un país, que quedará fijado en ese punto ubicado un poco Más Afuera, un poco Más a Tierra y muy cerca de Santa Clara en el Archipiélago de Juan Fernández.

Rafa Torres

martes, 20 de septiembre de 2011

Quantum III



FISICA, INDIFERENCIA, STATUS QUO, HASTA LA INTERPRETACIÓN DE COPENHAGUE

Hay una diferencia fundamental entre la antigua y la nueva física. La física antigua presupone la existencia de un mundo externo, aparte de nosotros. Supone, además, que podemos observar, medir y especular con ese mundo exterior sin cambiarlo. Yo ya lo había planteado en otra publicación acerca de la diferencia de nuestra intervención en un fenómeno macro como era una riña callejera
De acuerdo con la física antigua ese mundo externo “siente la mayor indiferencia hacia nosotros y nuestras necesidades”.
La dimensión histórica de Galileo procede de sus incansables esfuerzos (con
éxito) para cuantificar (medir) los fenómenos del mundo exterior. Hay un gran poder inherente en el proceso de cuantificación.



Por ejemplo, una vez que se ha descubierto una relación, como por ejemplo el ritmo de aceleración de un objeto que cae, ya no importa quién arroja el objeto, qué objeto es el arrojado o el porqué se arroja. Los resultados siempre son los mismos. Un experimentador italiano obtiene los mismos resultados que un experimentador ruso que repita el experimento cien años después.
Los resultados son idénticos, sean realizados por un escéptico, un creyente o un espectador indiferente.



Hechos como ése convencieron a los filósofos de que el universo físico continúa siempre su camino, haciendo lo que tiene que hacer, sin tomar en cuenta en absoluto a sus habitantes. Por ejemplo, si simultáneamente arrojamos a dos personas desde la misma altura es un hecho verificable (repetible) que ambos chocarán contra el suelo al mismo tiempo, no importa cuál sea su peso. Podemos medir la caída, la aceleración y el impacto de manera exactamente igual que lo haríamos si se tratara de dos piedras.
Y,en realidad, los resultados serán los mismos que si de piedras se tratara.
—Pero existe una diferencia entre hombres y piedras —podría objetarse —. Las piedras no tienen opiniones ni emociones. Las gentes sí. Una de esas dos personas arrojadas, por ejemplo, pudo estar asustada por la experiencia y la otra, quizás, sólo furiosa. ¿Es que sus sentimientos no tienen ningún lugar en ese esquema?
No. Los sentimientos de nuestros sujetos no importan en absoluto. Si los
volviéramos a hacer subir a la torre de nuevo (ahora seguramente tratarían de
defenderse o lucharían por no subir) y los volviésemos a arrojar otra vez, caerían con la misma aceleración que antes y su caída duraría exactamente el mismo tiempo, pese a que ahora ambos estarían luchando como locos por escapar. La Gran Máquina es impersonal. En realidad fue precisamente esta impersonalidad la que inspiró a los científicos para buscar la «objetividad absoluta».
El concepto de objetividad científica descansa en la presunción de un mundo
externo que está «allá fuera», en oposición al «Yo» que está «aquí dentro». Esa forma de percepción que pone a los demás «allá fuera», hace que se sienta muy solitario quien se situó «aquí dentro». Según este punto de vista, la Naturaleza, con toda su diversidad, está «allá fuera». La tarea del científico consiste en observar ese «allá fuera» del modo más objetivo posible. Observar algo de manera objetiva significa verlo como aparecería ante un observador que no tuviera prejuicio alguno hacia lo que está observando.



El problema que pasó desapercibido durante tres siglos es que la persona que da muestras de una actitud como ésa, ciertamente, tiene prejuicios. Su prejuicio es su sentimiento de que está obligado a ser objetivo, es decir, a no tener una opinión preformada. En realidad resulta imposible carecer de opinión. Opinar que se carece de opinión es también una opinión. La decisión de estudiar un segmento de la realidad en vez de otro, es una decisión subjetiva del investigador que la toma. Afecta a su percepción de realidad, aunque sólo sea a eso. Y dado que lo que aquí estamos estudiando es precisamente la realidad, el problema se complica.

La nueva física, la mecánica cuántica, nos dice que no es posible observar la
realidad sin cambiarla. Si observamos un experimento relacionado con la colisión de una determinada partícula, no sólo no podemos probar que el experimento nos daría el mismo resultado si no lo estuviéramos observando, sino que, a la inversa, todo lo que sabemos parece indicar lo contrario: el resultado no sería el mismo puesto que el resultado obtenido está afectado por el hecho de que lo estamos observando.
Algunos experimentos prueban que la luz es un fenómeno ondulatorio; otros experimentos prueban, igualmente, que la luz es un fenómeno de emisión de partículas. Si queremos demostrar que la luz es un fenómeno ondulatorio o por el contrario de emisión de partículas, lo único que tenemos que hacer es elegir el experimento adecuado al resultado que pretendemos obtener.

De acuerdo con la mecánica cuántica, la objetividad no existe. No nos podemos eliminar del conjunto del cuadro general. Somos parte de la naturaleza y cuando estudiamos la naturaleza, no puede eludirse el hecho de que es la naturaleza la que se está estudiando a sí misma.

La física se convierte, así, en una rama de la sicología. O quizá a la inversa: la sicología se convierte en una parte de la física.
Como ha dicho Carl Jung, el sicólogo suizo:
«La normativa sicológica dice que cuando una situación interna no se hace
consciente ocurre en el interior de nosotros como un hecho real.
Eso viene a significar que cuando lo individual permanece intacto, no dividido, y no adquiere consciencia de su contradicción interna, el mundo tiene que eliminar forzosamente al conflicto que se desgarra en dos mitades opuestas.»
El físico Wolfgang Pauli, ganador del Premio Nobel y amigo de Carl Jung, lo
expresó de este modo: «Desde un centro interno, la psique parece moverse hacia fuera, en el sentido de una extraversión, hacia el mundo físico...»

Si ambos están en lo cierto, entonces la física es el estudio de la estructura de la consciencia.



El descenso desde el nivel de lo macroscópico al nivel microscópico, lo que hemos venido llamando el campo de lo muy pequeño, es un proceso que hay que realizar en dos tiempos. El primer paso hacia abajo nos lleva al nivel atómico. El segundo nos hace descender al nivel subatómico.
El objeto más pequeño que podemos ver, incluso bajo la lente de un microscopio, contiene millones de átomos. Para ver los átomos en una pelota de tenis tendríamos que dar a la pelota el tamaño de la tierra entera. Si la pelota tuviera el tamaño de nuestro globo, sus átomos serían, aproximadamente como uvas.
El segundo paso hacia abajo nos lleva al nivel subatómico, donde nos
encontramos con las partículas que componen los átomos. La diferencia entre el nivel atómico y el nivel subatómico es mayor que la diferencia entre el nivel atómico y el nivel de las pelotas de tenis y las raquetas. Sería imposible ver el núcleo de un átomo del tamaño de una uva. Sería imposible, en realidad, ver el núcleo de un átomo del tamaño de una habitación. Para poder ver el núcleo de un átomo, éste tendría que ser del tamaño de un edificio de catorce pisos. El núcleo de un átomo que tuviera la altura de una casa de catorce pisos, tendría el tamaño de un grano de sal. Puesto que una partícula nuclear tiene dos mil veces la masa de un electrón, el electrón que girara en torno a su núcleo sería como una partícula de polvo.
Pero, una partícula subatómica no es una «partícula» semejante a una partícula de polvo. Es algo más que una diferencia de tamaño lo que establece la diferencia entre una partícula de polvo y una partícula subatómica.
Una partícula de polvo es una cosa, un objeto.
Una partícula subatómica no puede ser representada como una cosa.
Por consiguiente, hemos de abandonar la idea de considerar a las partículas subatómicas como objetos.

La mecánica cuántica ve a las partículas subatómicas como «una tendencia a existir» o «una tendencia a ocurrir». La fuerza de esas tendencias es expresada en término de probabilidades. Una partícula subatómica es un «quanto» (quantum), lo que quiere decir una cantidad de algo. Lo que sea ese algo es materia de especulación.



Muchos físicos piensan que resulta carente de significado incluso el simple
planteamiento de esa cuestión. Podría ser que la búsqueda de la última materia
constitutiva del universo fuese una cruzada en busca de la ilusión. A nivel subatómico la masa y la energía cambian incesantemente entre sí. Los físicos especializados en el estudio de las partículas están ya tan familiarizados con los fenómenos de la masa que se transforma en energía y de la energía que se transforma en masa, que rutinariamente miden la masa de las partículas en unidades de energía.
Dado que la tendencia de los fenómenos subatómicos a ponerse dé manifiesto bajo ciertas condiciones son probabilidades, esto nos lleva al terreno de la estadística.
Puesto que existen millones de millones de partículas subatómicas en el espacio más pequeño que podemos ver, resulta conveniente ocuparse de ellas en el terreno de la estadística. Las descripciones estadísticas son imágenes representativas de la conducta colectiva de las masas. La estadística no puede decirnos cómo se comportará un individuo dentro de una multitud, pero nos puede hacer una descripción bastante exacta, basada en observaciones repetidas, de cómo se comportará un grupo en su conjunto.

Por ejemplo, el estudio estadístico del crecimiento de una población puede
decirnos cuántos niños han nacido cada año y cuántos se calcula que van a nacer en los próximos años. Pero la estadística no puede decirnos cuáles son las familias que van a tener los nuevos niños y cuáles no.
Si queremos conocer cómo se desarrolla el tráfico en un cruce, podemos instalar aparatos que nos suministrarán datos. Los datos estadísticos que nos suministrarán los aparatos pueden decirnos, por ejemplo, cuántos coches giran a la izquierda y cuántos a la derecha, durante determinadas horas, pero no puede decirnos qué coches van a ser los que hagan uno u otro movimiento.

La mecánica cuántica también utiliza la estadística, pero hay una gran diferencia, entre la mecánica cuántica y la física de Newton. En la mecánica cuántica no hay modo de predecir conductas individuales. Ésta es la lección de partida que nos enseñan los experimentos realizados en el terreno de lo subatómico.
La mecánica cuántica se ocupa del comportamiento del grupo. Intencionadamente deja con cierta vaguedad la relación entre el comportamiento de los grupos y los sucesos individuales, porque a nivel subatómico los comportamientos individuales no pueden ser determinados con certeza (el principio de incertidumbre) y, como veremos al estudiar a las partículas de alta energía, están en cambio continuo. La mecánica cuántica abandona las leyes que gobiernan a los comportamientos individuales y
proclama directamente las leyes estadísticas que rigen las sumas de comportamiento.
La mecánica cuántica nos dice cómo va a comportarse un grupo de partículas, pero lo único que puede decirnos sobre el comportamiento individual de una partícula es cómo probablemente va a comportarse. La probabilidad es la característica más importante de la mecánica cuántica.



La extraordinaria importancia de la Interpretación de Copenhague radica en el
hecho de que por primera vez un grupo de científicos, que intentaba formular una física consistente, fueron forzados por sus propios descubrimientos a reconocer que un completo conocimiento de la realidad era algo que estaba por encima de la capacidad de todo pensamiento racional. Esto era algo que Einstein no podía aceptar. «Lo más incomprensible sobre el mundo es que es comprensible»,11 escribió.
Pero la hazaña estaba realizada. La nueva física no se basó en el conocimiento de la «verdad absoluta», sino en nosotros mismos.



Henry Pierce Stapp, un físico del Laboratorio Lawrence Berkeley, lo expresó
elocuentemente: (La Interpretación de Copenhague de la mecánica cuántica) «fue esencialmente un rechazo de la presunción de que la naturaleza podía ser comprendida en términos de las realidades elementales espacio-tiempo. De acuerdo con las nuevas ideas, la descripción completa de la naturaleza a nivel atómico está dada por funciones de probabilidad que se referían no a realidades microscópicas subyacentes de espacio - tiempo sino, más bien, a los objetos macroscópicos de la experiencia sensorial. La estructura teórica no se extiende hacia abajo ni se afianza en las realidades fundamentales microscópicas de espacio-tiempo. En vez de ello retrocede y se afianza en las realidades concretas que forman la base de la vida social...
Esta descripción pragmática debe ser contrastada con descripciones que intenten «mirar entre bastidores» y que nos digan lo que está «aconteciendo realmente».
Otra forma de entender la Interpretación de Copenhague (de modo retrospectivo) es en términos del análisis de la división cerebral. El cerebro humano está dividido en dos mitades, conectadas en el centro de la cavidad cerebral, por medio de un tejido.
Para tratar ciertas enfermedades, por ejemplo la epilepsia, en ocasiones las dos mitades del cerebro son separadas quirúrgicamente. De las experiencias conseguidas y las observaciones hechas con personas que han sido sometidas a esa operación quirúrgica, hemos descubierto un hecho notable: hablando en términos generales la parte izquierda de nuestro cerebro funciona de manera distinta a la derecha. Cada una de las dos mitades ve al mundo de un modo distinto.
La parte izquierda de nuestro cerebro percibe al mundo de forma lineal. Tiende a organizar la información que reciben los sentidos en la forma como los puntos
componen una línea, es decir que unos puntos preceden a otros. Por ejemplo el lenguaje, que es lineal (las palabras que se están leyendo se deslizan a lo largo de una línea que va de izquierda a derecha), es una de las funciones del hemisferio cerebral izquierdo. Este hemisferio funciona de manera lógica y racional; la parte izquierda del cerebro es la que crea el concepto de causalidad, la imagen de que una cosa causa otra porque siempre la precede. El hemisferio derecho del cerebro, por el contrario, recibe modelos completos, patrones establecidos.
Las personas que han sido sometidas a la separación quirúrgica de las dos
mitades cerebrales tienen, realmente, dos cerebros. Cuando cada uno de esos dos cerebros es examinado separadamente, se descubre que el cerebro izquierdo recuerda cómo se habla y se utilizan las palabras mientras que, por lo general, el derecho no puede hacerlo. ¡Sin embargo el cerebro derecho recuerda la letra completa de una canción! La parte izquierda de nuestro cerebro tiende a dudar de ciertas impresiones de su información sensorial. La parte derecha de nuestro cerebro tiende a aceptar de manera más libre todo lo que se le ofrece. Simplificando: el hemisferio cerebral izquierdo es «racional»; el hemisferio derecho «irracional».
Fisiológicamente, la parte izquierda del cerebro controla la parte derecha del
cuerpo y el hemisferio derecho la parte izquierda. Teniendo esto en cuenta, no puede considerarse una coincidencia que la literatura y la mitología asocien la mano derecha (el hemisferio cerebral izquierdo) con las características de racionalidad, masculinidad y energía; y la mano izquierda (el hemisferio derecho) con las características místicas, femeninas y receptivas.

Los chinos ya escribieron sobre ese mismo fenómeno hace miles de años (yin y yang), aun cuando no llegaron a ese conocimiento gracias a la cirugía cerebral.
Nuestra sociedad entera representa la postura del hemisferio izquierdo (es
racional, masculina y emisora de energía) No ofrece mucho apoyo a las características representativas del hemisferio cerebral derecho (intuición, feminidad y receptividad). La llegada de la «ciencia» marcó el comienzo del ascenso del pensamiento acorde con las tendencias del hemisferio izquierdo, imponiendo la moda de la «cognitio» occidental, y el descenso del pensamiento del hemisferio derecho hacia lo subterráneo (la psique interna) de donde no emergería (con la «re-cognitio» científica) hasta que Freud descubrió el «inconsciente», lo que, como era lógico, lo etiquetó de oscuro, misterioso e irracional (porque es así como el hemisferio izquierdo ve al derecho).

La Interpretación de Copenhague fue, en efecto, un reconocimiento de las
limitaciones del pensamiento del hemisferio cerebral izquierdo, aunque los físicos reunidos en Bruselas no debieron pensar en esos términos. Fue también un reconocimiento de aquellos aspectos psíquicos que llevaban mucho tiempo siendo ignorados por una sociedad racionalista. Al fin y al cabo, los físicos son gente que siente curiosidad por el universo. Sentir curiosidad y angustia es entender de modo muy concreto, incluso cuando esa comprensión no pueda ser descrita. La experiencia subjetiva de la curiosidad es un mensaje a la mente racional que expresa que el objeto examinado está siendo percibido y comprendido de modos distintos a lo racional.

La próxima vez que algo nos impresione, que nos cause ansiedad, dejemos que la sensación discurra libremente por nuestro interior sin tratar de comprenderla. Nos daremos cuenta que la comprendemos pero de un modo que no estaremos en condiciones de traducir en palabras. Estaremos percibiendo intuitivamente por medio del hemisferio derecho. No se ha atrofiado por falta de uso, pero nuestra capacidad, nuestra habilidad para captar su mensaje ha sido debilitada por tres siglos de negligencia.
Los Maestros de Wu Li perciben en ambos, de manera racional y de manera irracional, la afirmativa y la receptiva, la masculina y la femenina. No descuidan ni la una, ni la otra.

“No hacen sino bailar”.

“La experiencia después de haberlo sabido”.

“Supe primero su nombre y después tuve una relación”.



Imagina un universo donde el tiempo se moviera hacia adelante y hacia atrás...

Imagina que pudieras estar en dos sitios al mismo tiempo...

Imagina un universo donde el simple hecho de observar ... transformara profundamente lo que observas...

Imagina un universo donde tu pudieras crear la realidad que experimentas...

Ahora imagina que estas en ese universo tan extraño....

porque la verdad………….es que lo estás.

Solo te falta tener conciencia de ti y del mundo donde existes........solo te han enseñado que existe el aquí y el allá, el adentro y el afuera, el arriba y el abajo, lo grande y lo pequeño, lo triste y lo alegre, pero todo eso es relativo al mundo de referencia………......moldes, prejuicios, condicionamientos, ignorancia o simplemente ir a medio camino entre……………lo que yo te cuento y lo que tu sabías, lo falso y lo verdadero, lo que está al alcance de tu mano y lo que está un poco más allá………….……..



rafael.torres3

QUANTO II



¿CUÁNTICA, CUÁNTICOS, QUANTO?
ESTO ES LA VERDADERA REVOLUCIÓN

de Rafa Torres, el miércoles, 17 de marzo de 2010, 19:50

Desde un punto de vista filosófico, las implicaciones de la mecánica cuántica
resultan casi una obra de arte. No sólo influimos en nuestra realidad sino que, de cierta forma, la creamos. Puesto que forma parte de la problématica de las cosas el que no podamos conocer, el momento de una partícula y su posición al mismo tiempo, sino sólamente una de las dos, tenemos que elegir cuál de esas propiedades queremos determinar.
"Metafísicamente eso está muy cerca de la afirmación de que creamos ciertas
propiedades porque elegimos medir esas propiedades. Dicho de otra manera, es posible que creemos algo que tiene posición, por ejemplo una partícula, porque intentamos determinar una posición. Y es imposible determinar una posición sin que haya alguna cosa que ocupe la posición que queremos determinar.

Los físicos cuánticos presentan preguntas como éstas:
« ¿Existía esa partícula con momento, antes de que realizáramos el experimento para medir su momento?»;
«¿Existía una partícula con posición antes de que realizáramos un experimento para medir su posición?», y
«¿Existían las partículas antes de que nosotros pensáramos en ellas y las midiéramos?»
« ¿Creamos nosotros las partículas con las que experimentamos?»
Aunque esto suene increíble es una posibilidad admitida por muchos físicos.


John Wheeler
Joseph Henry Professor of Physics Emeritus
Princeton University
photo: Courtesy of the Wheeler family (1991)

John Wheeler, un famoso físico de Princeton, escribió:
«Al universo ¿lo trae, de alguna manera, a la existencia la participación de los
participantes?... El acto vital es el acto de participación. Participante es el nuevo concepto incontrovertible ofrecido por la mecánica cuántica. Derroca el término de observador, de la teoría clásica, que designa al hombre que está seguro detrás de un grueso cristal protector y observa lo que ocurre a su alrededor sin participar en ello.
“Esto es algo que no puede hacerse en la mecánica cuántica”.
Los idiomas de los místicos orientales y el de los físicos occidentales se hacen cada vez más parecidos.
Los físicos newtonianos y los físicos que utilizan la mecánica cuántica son socios en un doble sentido irónico. La física newtoniana está basada en la idea de que hay leyes que gobiernan determinados fenómenos y tienen el poder inherente que da su comprensión; pero conduce a la impotencia frente a la Gran Máquina que es el Universo.

La mecánica cuántica se basa en la idea del conocimiento mínimo de los fenómenos futuros (estamos limitados al conocimiento de las probabilidades), pero conduce a la posibilidad de que nuestra realidad sea la que nosotros decidamos crearnos. “Esto es la nueva revolución”


rafael.torres3

lunes, 19 de septiembre de 2011

QUANTUM I




NTELIGENCIA SOCIAL Y CAMBIO SOCIAL

“La delincuencia no es una actividad natural, el verdadero problema lo crea el hombre al apropiarse de los objetos, de las mentes y finalmente de la conciencia de las personas. De ahí nace la delincuencia”.

Inteligente

“La soledad es una opción más, dentro de una situación natural del ser humano.
Este, al estar relegado dentro de los límites de su cuerpo, a experimentar internamente las sensaciones que percibe a través de sus sentidos, diferencia entre “el afuera”, donde se ubican los objetos que aportan el estímulo y “el adentro”, donde recibe a los mensajeros de dichos estímulos exteriores” (imágenes, aromas, sonidos y sensaciones). El se experimenta como el receptor del “todo” del mundo y se diferencia del mundo. Ahí comienza su soledad y termina donde el mismo lo determina”

Inteligencia fina

“Yo no puedo sentir si el perro que me acompaña siente frío, no puedo saber si el árbol que me da la sombra está muerto de calor, menos puedo concluir que el agua de mi estanque está helada o fría si es que no la toco. Todo lo que no está dentro del radio de acción de mis receptores, de mis sentidos, bajo el dolor de la sensación, no soy yo. Eso es el mundo que experimento, el mundo subjetivo”

Inteligencia deductiva


La vida se me ha transformado en un calvario, porque sufro cuando no puedo hacer lo que yo quiero y también sufro, porque cuando hago lo que yo quiero, la gente no está contenta, se refieren a mí como a un egoísta que se dedica a sus intereses personales. Sufro porque mi gente más cercana no es feliz y también sufro porque cuando en realidad los veo felices, no puedo yo también sentir lo mismo.
Algo hay que no está bien, todo lo comparo, todo tiene una relación común, todo lo mantengo atado por una hebra de la misma madeja. O soy yo o son ellos o la relación que tenemos, o lo que sentimos fuera de nosotros mismos o lo que guardamos internamente…………….., pero entiendo que lo que sucede es puramente subjetivo, no hace a la realidad de cada actividad. Todo lo transformo y lo engullo, lo devoro en pro de un equilibrio mal entendido.

Inteligencia y desapego


“Por ejemplo, países como Arabia Saudí, donde se da mucho la poligamia, suelen generar terroristas. La poligamia deja a muchos jóvenes sin mujer, los vuelve locos. Si quitas la poligamia, habrá menos terrorismo”.

Inteligente.

“Todo lo que se ha inventado o descubierto desde el principio de la humanidad puede usarse para el bien o para el mal y, de momento, no vamos tan mal”.

Inteligencia discutible…….


Que el de la mente es el único poder que existe. Y que todo comenzó el día que yo, hace unos 30.000 años, te miré a los ojos e intuí lo que estabas pensando”.

mmmmmmmmm, curioso…..


“Lo que estamos diciendo no es que cambies de opinión a cada rato, sino que tenemos un cerebro lo suficientemente evolucionado como para poder cambiar de opinión. No hacerlo, como mecanismo de supervivencia, es malísimo. Y te diré por qué: la opinión que tú tienes no es el resultado de ver, sino de mirar las cosas de una determinada manera; es el llamado “efecto marco” ”


Bueno tenerlo en cuenta, inteligente….


“Todo es pasado. Lo que hemos descubierto es que imaginar el futuro y recordar el pasado son entramados similares, activan las mismas partes del cerebro. Y eso deberíamos tenerlo muy en cuenta a la hora de prever nuestro destino porque la memoria es tremendamente imprecisa. ¡No nos acordamos de nada!”

Un razonamiento más…….


¿Cómo se sabe lo que sueña una mosca?
Sabemos lo que pasa en su sistema nervioso. Al fin y al cabo, su ADN es prácticamente igual que el nuestro y la forma en la que sueñan, también. Ellas y nosotros usamos el sueño para fijar lo que aprendemos. Por eso es importante dormir bien.

Otro razonamiento interesante…


“Hemos hecho un experimento significativo con un vídeo: en la imagen pasa un negro; luego, un blanco; luego, una blanca; luego, un chimpancé... para que los describan.
Al hacerlo, la gente muestra un cierto racismo, incluso a pesar de no ser racista. En cambio, cuando le pones al negro una camiseta de un equipo de fútbol famoso, su reacción es totalmente distinta: la gente se olvida del color de la piel, no lo registra. A la mujer, sin embargo, le pones la camiseta y sigue habiendo la misma reacción sexista. No le perdonan que sea mujer.
¿Por eso hay un presidente negro en Estados Unidos antes que una mujer?
Cierto. Y eso que nunca tendrán un presidente tan preparado como Hillary Clinton.


bien, me gusta……….


Volvamos a la ciencia. Se atreve usted incluso a plantearse, o replantearse, el `secreto de la vida´. ¿Nos lo revela?
La vida surgió completa y compleja. Cuando Watson y Crick descubrieron la estructura de la molécula del ADN, hablaron de haber hallado el `secreto de la vida´. Ése no es el secreto. No lo es porque no basta una célula ingeniosa para crear la vida. Para que surja la vida, hace falta estar rodeado de un estado de cosas en el que la complejidad es rayana con el caos. Surge como una transición de fase natural en sistemas químicos extremadamente complejos. Es un hecho altamente improbable; como me dice el biólogo de la NASA Kenneth Nealson: «Eduardo, la vida es una equivocación».


podría decir que no lo es e igualmente es cierto………….



Estos son todos razonamientos inteligentes, pero si piensas que así vas a superar el nivel de ser, estás equivocado.
Podemos crear una capacidad para abordar ciertos problemas significativos o ciertas problemáticas sociales a través de análisis realmente inteligentes y esto nos llevaría a desarrollar una verdadera inteligencia social.........
Podemos desarrollar las ciencias y estudiar todo acerca de todas las cosas……

“Se puede hablar, incluso, de una conciencia social”.



Concluyo con esto, porque podría seguir dando ejemplos y son todos interesantes y muy decidores en tanto nos explican alguna realidad social o personal desde un punto de vista de alguna investigación interesante. Pero la investigación esta siendo hecha con la misma cabeza que creo el problema, entonces lo opuesto es tan razonable e interesante quizás, como lo que se plantea.
Surge algo verdaderamente valedero cuando ya no intento comprender la realidad desde un determinado punto de vista sino que busco salirme del contexto en que se analiza un determinado problema y desde ahí veo con claridad lo subjetivo de mis aseveraciones.

Digo que el día, aquí donde lo experimento, tiene una duración de 24 horas y que el “día luz”, tiene una duración de 16 horas y el “día sin luz” de ocho horas y que uno precede al otro en el tiempo y me parece que es un planteamiento irrefutable. Entonces me suben a una nave espacial, viajamos a una distancia considerable desde donde todavía se ve la Tierra, obviamente con el objeto de ampliarme el contexto, la visión que tengo de nuestro planeta, ahora con una mirada como la que tiene un astronauta, cerca de un planeta distante, desde donde veo que mi experiencia de ese fenómeno de la noche y el día en la tierra, es absolutamente distinta, porque veo que la noche y el día coexisten en el tiempo, solo que cada uno va afectando en cada momento a distintas zonas de nuestro planeta.

Entonces puedo decir que mi mente es otra (mucho mayor e inclusiva). Cosa parecida tiene que haberle sucedido a Galileo en ese otro salto importante en la evolución de nuestra mente.
El hecho de usar lo que llamamos Inteligencia social o lo que nosotros llamamos conciencia social, creo que siendo un punto de vista necesario en el proceso evolutivo, no deja de ser ingeniería social y no nos ubica en el ángulo correcto para encontrar la solución de este problema.
El macrocosmos y la teoría de la relatividad como método de análisis de la realidad objetiva, nos puede mantener en la rutina intelectual ad – eternum y de no ser por la mecánica cuántica, no tendríamos ninguna salida. Con el advenimiento de la mecánica cuántica, bajamos tanto en el nivel en que se realizaban las investigaciones que nos topamos con un mundo donde la realidad no respondía de la misma manera a las mismas variables, a nuestras distintas manipulaciones.
No vaya a ser que por no afrontar la encrucijada con valentía, con los cojones que amerita el descubrimiento, que ya lleva en nuestras manos bastante más tiempo de lo aconsejable, terminemos quemando a Roma, asesinemos a un Copérnico, se nos hunda la Atlántida o desaparezcamos como raza a la manera de los Incas o de Sodoma y Gomorra.
Ya muchos otros científicos nos han alertado de nuestra desidia y nos referíamos a Eduardo Punset, a Daniel Gilbert, a Daniel Clemenrt Denté y otros se referían a Cordellia Fine, a Antonio Damasio, a Jean Pierre Changues, a Joseph E. Deloux.
Los mismos científicos ya no se interesan por seguir ahondando en la mecánica cuántica y no le darían a uno de sus alumnos el tema para una tesis de grado ya que la probabilidad de entregar algo nuevo es bajísima, sino imposible (no son palabras mías sino de científicos de prestigio).
Entonces como zanjamos nuestro problema? ¿de que manera enfrentamos el status quo actual?

Y cual es ese punto de vista objetivo que nos da la fuerza para emprenderlas con nuestro problema?

Yo digo que no existe ese punto de vista objetivo.
Nosotros somos los que “creamos” lo que vamos a investigar. Nosotros “creamos” nuestra realidad, le damos o una ubicación o le damos un momento. Luego de eso, todo el mundo de probabilidades. Toda la investigación que se viene.
Ese solo planteamiento es una bomba atómica en el mundo personal y social.
Es definitivamente, nuestra libertad de acción.



rafael.torres3


Estos son todos razonamientos inteligentes, pero si piensas que así vas a superar el nivel de ser, estás equivocado.
Podemos crear una capacidad para abordar ciertos problemas significativos o ciertas problemáticas sociales a través de análisis realmente inteligentes y esto nos llevaría a desarrollar una verdadera inteligencia social.........
Podemos desarrollar las ciencias y estudiar todo acerca de todas las cosas……

“Se puede hablar, incluso, de una conciencia social”.



Concluyo con esto, porque podría seguir dando ejemplos y son todos interesantes y muy decidores en tanto nos explican alguna realidad social o personal desde un punto de vista de alguna investigación interesante. Pero la investigación esta siendo hecha con la misma cabeza que creo el problema, entonces lo opuesto es tan razonable e interesante quizás, como lo que se plantea.
Surge algo verdaderamente valedero cuando ya no intento comprender la realidad desde un determinado punto de vista sino que busco salirme del contexto en que se analiza un determinado problema y desde ahí veo con claridad lo subjetivo de mis aseveraciones.

Digo que el día, aquí donde lo experimento, tiene una duración de 24 horas y que el “día luz”, tiene una duración de 16 horas y el “día sin luz” de ocho horas y que uno precede al otro en el tiempo y me parece que es un planteamiento irrefutable. Entonces me suben, me amplían el contexto y me ubican como a un astronauta, sobre un planeta distante de la tierra desde donde veo que mi experiencia del fenómeno es absolutamente distinta, porque veo que la noche y el día coexisten en el tiempo, solo que cada uno va afectando en cada momento a distintas zonas del planeta.

Entonces puedo decir que mi mente es otra (mucho mayor e inclusiva). Cosa parecida tiene que haberle sucedido a Galileo en ese otro salto importante en la evolución de nuestra mente.
El hecho de usar lo que llamamos Inteligencia social o lo que nosotros llamamos conciencia social, creo que siendo un punto de vista necesario en el proceso evolutivo, no deja de ser ingeniería social y no nos ubica en el ángulo correcto para encontrar la solución de este problema.
El macrocosmos y la teoría de la relatividad como método de análisis de la realidad objetiva, nos puede mantener en la rutina intelectual ad – eternum y de no ser por la mecánica cuántica, no tendríamos ninguna salida. Con el advenimiento de la mecánica cuántica, bajamos tanto en el nivel en que se realizaban las investigaciones que nos topamos con un mundo donde la realidad no respondía de la misma manera a las mismas variables, a nuestras distintas manipulaciones.
No vaya a ser que por no afrontar la encrucijada con valentía, con los cojones que amerita el descubrimiento, que ya lleva en nuestras manos bastante más tiempo de lo aconsejable, terminemos quemando a Roma, asesinemos a un Copérnico, se nos hunda la Atlántida o desaparezcamos como raza a la manera de los Incas o de Sodoma y Gomorra.
Ya muchos otros científicos nos han alertado de nuestra desidia y nos referíamos a Eduardo Punset, a Daniel Gilbert, a Daniel Clemenrt Denté y otros se referían a Cordellia Fine, a Antonio Damasio, a Jean Pierre Changues, a Joseph E. Deloux.
Los mismos científicos ya no se interesan por seguir ahondando en la mecánica cuántica y no le darían a uno de sus alumnos el tema para una tesis de grado ya que la probabilidad de entregar algo nuevo es bajísima, sino imposible (no son palabras mías sino de científicos de prestigio).
Entonces como zanjamos nuestro problema? ¿de que manera enfrentamos el status quo actual?

Y cual es ese punto de vista objetivo que nos da la fuerza para emprenderlas con nuestro problema?

Yo digo que no existe ese punto de vista objetivo.
Nosotros somos los que “creamos” lo que vamos a investigar. Nosotros “creamos” nuestra realidad, le damos o una ubicación o le damos un momento. Luego de eso, todo el mundo de probabilidades. Toda la investigación que se viene.
Ese solo planteamiento es una bomba atómica en el mundo personal y social.
Es definitivamente, nuestra libertad de acción.



rafael.torres3

NO CREO EN DIOS, NI SOY SU AMIGO



No son las imágenes
no son los credos
no son los ministros ortodoxos
no son los rezos
no son los mantram
no son los ruegos
en el Muro de los Lamentos
no son las túnicas blancas
ni las rectas intenciones
no son los pedidos a rajatablas
ni las cadenas de oraciones
no son los ojos que no alcanzan
no son los ejercicios excepcionales
no son las abstinencias
no son lo bueno, ni lo malo
ni son los versos de letras planas
ni son los sonidos,
ni tampoco las letanías
no son los llantos
ni las emociones que me inspiran
no es la costumbre
ni la insana manera
de obligar a quienes nada saben
acerca de ese mundo desconocido
Dios mío
te agradezco que tú mismo
te hayas borrado primero
del escenario de mis creencias
al irte
me dejaste a oscuras
en una noche larga y dolorosa
te confronté con todo
pensé que era indigno
que tú condición no era de este mundo
largo es el camino
en pos de tú sacro alimento
tropiezos múltiples me esperan
miles de errores involuntarios
para finalmente darme cuenta
que tu mismo eres
mi propio impulso
mi voluntad,
mi camino,
las imágenes que persigo
la emoción que me tiene contento
tu me permites buscarte
con alegría
pero entonces
no aparezcas de nuevo
no quiero que te confundas
entre la maleza y la hierba silvestre
entre la risa y el llanto
entre quienes te veneran
y esconden la mano
entre quienes de ti se aprovechan
y sacan redituos
sé que me prestas auxilio
lo constato a cada momento
solo no quiero perderte
dejar de soñarte de noche y de día
no quiero ser engañado nunca
ni alterar mi camino.
Soy tu emisario, aunque no te conozco
Y me pondré el disfraz que más me acomode.
Seré un loco en el futuro
Nadie sabrá que te busco
Si llego cerca, no me avises
te ruego que no te aparezcas
ni des señales que me confundan
confio en los planes y en los mapas
que dejaste grabados en mi disco duro
ya tengo un disfraz que me gusta
y mis versos serán una mimesis del futuro

rafael.torres3

¿Y QUE ES LO RARO?



Déjame decirte que no es fácil
pienso lo mismo, pero algo pasó
estuvimos solos mucho tiempo
fue algo un tanto extraño
pero siempre me gustó
ahora es diferente
ellos se fueron
y hay que afrontarlo
ya tienen su genio
y recorren el mundo solos
uno debe vivir
y no es raro
a todos les pasa
porque a nosotros no?

Rafa Torres

sábado, 10 de septiembre de 2011

AMOR PLATÓNICO



Muchas veces he sentido, que el quererte así, no me lleva a ninguna parte.
No se porque insisto, sabiendo que eres libre y conociendo todo lo que sé por experiencia propia. Porque conozco todo acerca de tus vehementes arrebatos, del torbellino de tus sentimientos y de tus abruptos desencantos.
Algo dentro de mi me dice que tu eres una flor más del universo que no necesita del riego de este humilde funcionario. Sé que serás feliz cuando yo logre traspasar las difíciles e intrincadas leyes que nos separan de facto en este caos de la vida, que por alguna razón que desconozco, no nos permiten una vida más presente, entrelazada, y compartida.
No he podido lograr certezas todavía, acerca del amor que me profesas. No he sabido muy bien si esto que te entrego es un alimento que sirve a un amor mayor, que me espera desde siempre en los confines de este mundo o si es un ladrillo más en la pared de la hermosa construcción de amor que este hombre te construye, cuando te sueña, cuando te vive intensamente y cuando se transforma en ti, cuando imagina cada uno de tus hipnóticos besos. Debe ser por el escaso tiempo que tenemos y la profundidad de los sentimientos involucrados, en los escasos minutos que imaginamos vernos cuando nos pensamos.
Podría declararte mi amor para toda la vida, podría ofrecerte mis caricias constantes y mi dedicación permanente, pero me han dicho que ya me han visto por ahí, caminando con rumbo desconocido, hablando lívidas incoherencias y que han intentado sacarme de ese estado tan oscuro, caótico y poco edificante según ellos, pero que yo tan tozudo como soy y enamorado por naturaleza, no abandono y sigo buscando una lógica imperceptible en tus actitudes y busco desesperadamente la razón y el momento para entrelazar nuestras vidas tan poco convergentes, en una ruta que nos garantice que nuestro amor será el único ganador y que no terminaremos en alguna casa de orates.
Podría abocarme a desentrañar esta curiosa madeja, esta extraña forma de amar, pero he decidido finalmente quedarme callado como una forma de defenderme del agresivo mundo en que vivimos.
Podría también intentar esclarecer todo lo que de nuestra relación no tengo claro, pero he decidido detenerme a contemplar tu maravillosa y misteriosa manera de deambular en mi corazón.
Esto es verdaderamente comportarme al nivel de esa lógica incoherente del amor, en ese nivel de indeterminación, en el cual se realza toda la extraordinaria belleza de lo imposible, fijando tu posición, a diferencia de lo razonable, en un sistema tan estructurado como el mío. No he podido y dudo que lo logre, determinar exactamente tu ubicación en mi maravilloso mundo de amor, pero si he aprendido a adelantarme, a seguirte y acompañarte, involucrándome en todos tus amaneceres, soñándote con persistencia durante cada día que esta vida me lo permite y acumulando así la energía necesaria para esas largas noches de melancolía, que me dejan en mi soledad al terminar el día, medio de esos atardeceres de cielos enrojecidos, por el dolor de la larga espera que yo sé que se me viene. Esto a la vez que me entristece, me tiene motivado porque ya es un avance significativo que el instinto y la persistencia sean siempre mis compañeros en la soledad de esa dura jornada.
Somos el futuro, el pasado y el presente y no le entregaremos al enemigo, espacios que sabemos son ficticios, todos esos mundos tangibles donde pueden ningunearnos, mentirnos y acorralarnos. Dejémoslo así como está por ahora, ya que ellos no nos ven nunca juntos y nunca sabrán lo que sentimos, ni a la velocidad que vamos, ni hacia donde, como para intentar algo en contra nuestra y si por casualidad supieran por alguna razón de nuestra relación etérea, si saben que andamos por ahí juntos en dimensiones paralelas, no sabrán nunca donde nos encontramos exactamente.
Esto solo lo permite este nivel de levedad, un nivel maravillosamente cuántico, un lugar idílico para poder amarnos sin limitaciones.

RafaTorres

sábado, 3 de septiembre de 2011

REALIDAD E INSTANTE PRESENTE




He llegado a un punto en que ya no me interesa nada.
Pero insisto en quererlo todo.
No es algo muy diferente a cuando tenía veinte años.
Pero ahora tengo algo que antes no tenía.
Experiencia en el sin sentido.
Y eso es algo invaluable.
No es cuantificable, ni dolarizable.
Boté uno a uno los mitos.
Me di el gusto de gozarlos.
No es el nihilismo de los setenta.
No es algo que me deprima.
Ni que me tenga inmerso en la melancolía.
Es absolutamente verdadero y posibilitario.
Nunca lo he perseguido, ni lo he buscado.
Inconscientemente lo presentía.
Vi a mucha gente que lo sufría y me sentí atraído por ellos.
Ellos se abocaban a ayudar a otros.
Era un mundo distinto a todo lo que me habían enseñado y me pareció de una importancia capital.
Me enfrento ahora con este monstruo que no sé donde comienza ni donde termina.
Me parece que no tiene origen ni destino.
Se ubica exactamente aquí y ahora.
Estoy en las inmediaciones y no pretendo escabullirme.
Creo que es lo que se viene y hay que bucear en sus entrañas.
Hay que dar luces de todo aquello que permita comprenderlo.
A uno mismo y a todos los que nos rodean.
Porque no es mío solamente el problema.
Estamos todos involucrados.
El haberme dado cuenta me habilita a saber que todos sufren las consecuencias.
Y gozan de las libertades que el mismo conlleva.
Muchos no saben que llevan un disfraz.
Creen incluso que esa es su verdadera identidad.
Aunque yo haya sido el que hice este largo trayecto.
El costo y los beneficios son comunes.
Porque es un fenómeno que nos involucra a todos.
Me doy cuenta que muchos otros han hecho también el trayecto.
Y todos ellos me han ayudado.
Los beneficios tienen que ver con las herramientas que les permitan a todos controlarlo.
No es propiedad de nadie y si, nos pertenece a todos.
Nadie puede disfrutarlo si otros lo están sufriendo o están dormidos.
Por eso es que si despiertas, debes despertar a otros.
No es posible estar despierto en medio del sueño de todos.
Es necesario despertar a una realidad común.
Ese es el desafío.
Cualquier realidad es posible cuando hay otros que puedan refrendarla.
Eso es una ley en ultratumba, en las moradas intermedias y en el reino de los cielos.
Lo que es lo mismo que decir en el sueño, en el semisueño y en el estado de despierto.
El cielo está entre nosotros.
¿has estado en medio de una pesadilla?
¿Y has tenido esa experiencia del despertar?
¿Sabes si es interna o externa esa experiencia?
Sé que el estado involucra a todas las dimensiones.
Es necesario caer en cuenta.
Despertar a la vida verdadera.

Rafa Torres