domingo, 6 de noviembre de 2011

DANZA MÍSTICA




Danzar al ritmo de la vida, al ritmo de la energía primordial, es participar de veras del proceso creativo, sea lo que fuere su naturaleza más íntima y sea cual fuere su ritmo. Este es un tema que se repite en la literatura oriental. Es la dirección a la cual parecen dirigirse la nueva física e incluso la mística. Allá convergen en un punto en el horizonte o quizás mucho más allá de él.
Partiendo de los conceptos revolucionarios de la relatividad en su tiempo y de las paradojas de la mecánica cuántica, surge un nuevo escenario dentro del cual cada uno de nosotros “comparte la paternidad” en la creación de la realidad física.
Se comienza a disolver nuestra antigua imagen de espectador impotente, que ve pero que no actúa, ni tiene injerencia en la realidad tal y como la ve.
La humanidad ha evolucionado sin ningún grado de lucidez y ha transitado por el espacio tiempo sin detenerse un minuto frente a los acontecimientos y dedicarle por lo menos una mínima atención a lo sorprendente de su nula participación consciente en los hechos propios del acontecer.
Y esto es así y lo corrobora el hecho de que estos descubrimientos se hicieron a principios del siglo XX y aparentemente no han dado el fruto que era esperable para hallazgos de esta magnitud y consistencia. Pero obviamente que no es así en ningún caso, porque lo que aparece como entregado al azar, botado por allí en el piso de las aulas y lugares de estudio, no lo está para quienes son los herederos naturales y los verdaderos usuarios de eso que los científicos solo declaran como un hallazgo. Y ya explicaré más adelante que significa que los científicos hagan su pega y aporten con sus hallazgos a la cultura global, donde cada cual obtiene los ingredientes necesarios para efectuar los cambios que la humanidad necesita.




Estamos contemplando quizás, el mayor compromiso de nuestra historia, y hablo de la historia de la humanidad. Esto es lo que nos muestran con insistencia, los signos de los nuevos tiempos. Ya no hay actores pasivos y todos quieren participar, es un fenómeno que se da a todo nivel.

Pero para inmiscuirnos en la realidad es necesario comprender este fenómeno a cabalidad. Debemos quererlo íntimamente, presionar interiormente hasta sentirlo con toda el alma, con todo nuestro ser y con mucha intensidad. En eso se diferencia la física clásica un tanto fría y pragmática, de esta nueva forma de experimentar el mundo. Cuando estos datos se comprenden y se cotejan con la contingencia y con las propias experiencias de la vida diaria, incorporándolas en la conciencia y trabajándolas como en un laboratorio a modo de experimentos realizados en probetas y tubos de ensayo, entonces el cambio sobreviene finalmente, aunque más tarde algunas veces o más temprano cuando se es un guerrero incansable y se ha cruzado hace mucho, el punto del no retorno.

Con toda esta acumulación de experiencias, datos nuevos mediante, estamos girando al máximo el volumen de intensidad al involucrarnos y comprometernos indisolublemente con los nuevos descubrimientos de la física cuántica, la teoría de cuerdas, los universos paralelos, los aceleradores de partículas, los telescopios de foco más profundo, con todos los nuevos descubrimientos muchas veces casi incomprensibles y también con la vieja «ciencia» que tanto nos ha dado y que va minando poco a poco, sus propios fundamentos. No es que los nuevos descubrimientos sean incomprensibles y los antiguos o los más propios de la física clásica lo sean menos, sino que unos y otros son realmente casi inabordables, pero los nuevos traen también nuevos paradigmas y no comparten la misma “lógica” ni el “sentido común” de la física clásica.



La nueva ciencia nos dice que pusimos nuestra fe en algo erróneo. Nos hemos escondido y hemos renegado de nuestra participación en el proceso creativo del universo. Le hemos dado la autoridad a los científicos y nosotros nos reservamos la rutina cotidiana de una vida sin cerebro. Ahora, al cabo de tres siglos, los científicos regresan con sus descubrimientos. Y se sienten tan asombrados y perplejos como nosotros mismos. “No estamos muy seguros” - nos dicen, con un maletín lleno de publicaciones, “pero hemos reunido pruebas, que nos indican que la clave para la comprensión del universo eres tú mismo”.
Esta nueva forma de contemplar el mundo no es sólo distinta a la que hemos venido empleando en los últimos trescientos años, sino opuesta. La distinción entre el «aquí adentro» y el «allá afuera», en el que se fundaba la antigua ciencia, se está haciendo cada vez más confusa. Hemos llegado a un estado de cosas en el que no sabemos cómo resolver el rompecabezas.
¡Los científicos que utilizaban esa distinción de «adentro» y de «afuera», han descubierto que es posible que esta distinción no exista!
Lo que está «allá fuera» depende, aparentemente, en un riguroso sentido matemático y filosófico de lo que nosotros decidamos «aquí adentro».



La nueva física nos dice que un observador no puede observar el objeto de su investigación, sin alterar con ese acto, eso mismo que observa. El “Observador” y “lo Observado” están interrelacionados en un sentido tan real, como fundamental. La exacta naturaleza de esta interrelación no está clara, pero existe un conjunto de pruebas en una cantidad no menor, que nos dice que esa distinción entre el «aquí dentro» y el «allá fuera» es solo una ilusión.
El marco conceptual de la mecánica cuántica, apoyado por una gran cantidad de datos experimentales, fuerza a los físicos contemporáneos a expresarse de un modo que suena, incluso para los no iniciados, como el lenguaje de la mística.
“Si fueran “estrictamente veraces” y ”rigurosamente espontáneos”, estos nuevos “físicos sorprendidos” deberían colgar su delantal blanco, dejar por un rato sus probetas y sus microscopios y envolverse en túnicas de colores fosforescentes a la manera de esa fiesta Hindú “HOLI” e invitarnos a participar”.




El acceso al mundo físico se consigue mediante la experiencia. El denominador común de todas las experiencias es el «Yo» que las ejecuta y en resumen, lo que experimentamos no es la realidad externa sino nuestra interacción con ella. Si tácitamente reconocemos esa realidad que nos dice que existe el afuera y el adentro, nos estamos negando a nosotros mismos, excluyéndonos.
Somos una sola y la misma cosa con el mundo físico.
Ésta es la hipótesis fundamental de «complementariedad», aportación en base a la cual Niels Bohr se constituye en figura central de la denominada "Escuela de Copenhague de la Mecánica cuántica"
Complementariedad es el concepto desarrollado por este físico danés, para explicar la dualidad onda-partícula de la luz. Hasta ahora nadie ha pensado ni a dado una mejor explicación. Las características ondulatorias y las características corpusculares, dice la teoría, son aspectos mutuamente excluyentes o complementarios de la luz. Uno de ellos siempre excluye al otro porque la luz (como cualquier otra cosa) no puede participar de las características de las ondas y de las partículas de manera simultánea.



Entonces ¿cómo pueden estos tipos de comportamiento ondulatorio y corpuscular, recíprocamente excluyentes, ser propiedades de la luz,¡ de la misma luz!?
La respuesta es simple, aunque intrínsecamente compleja:” Porque no son las propiedades de la luz. Son las propiedades de nuestra interacción con la luz”.
Asi las cosas, el escenario que tenemos en el último siglo (siglo XX) nos habla de la irrupción y de la implementación mil veces fallida aparentemente de una nueva forma de ver el mundo y que intenta apoderarse con propiedad del escenario cotidiano. Pero no ha sido fácil y no lo será en el futuro inmediato tampoco, porque el “sentido común imperante”, los “convencionalismos” y la vieja manera de entender al mundo tiene sus reparos y desgraciadamente la diferenciación entre ambas tendencias es muy sutil y confusa.



Aquellos que han querido cambiar las reglas, las estructuras de la sociedad, para después cambiar al hombre, han visto frustrados todos sus intentos y de hecho esto mismo es un contrasentido y algo absolutamente imposible. Es la experiencia de todos los socialismos duros, del marxismo y de todas las dictaduras totalitarias de izquierda y de derecha que han tenido como escenario a los distintos países que los han sufrido y soportado.




Y por otro lado, los que han pretendido cambiar primero ellos mismos interiormente, para después cambiar a la sociedad, han dado fe y reconocido en la práctica, lo difícil que resulta esa sofisticada forma de trascender el mundo personal, de la tremenda dificultad que representa posteriormente vincularse efectivamente, desde estados tan disímiles con el mundo y de lo impracticable que resulta como una forma viable de cambio, para toda la sociedad en su conjunto. Hay algunas prácticas de grupos alternativos, de algunos místicos e intentos individuales que en algunos casos pueden ser exitosos, pero que no lo son como metódica o dialéctica social en su conjunto, de ninguna manera.
Esta es la interpretación que más me cuadra y que mejor me ubica en este contexto de cien años de subjetivismo, frente al cambio sin precedentes que está teniendo lugar en nuestro mundo. Obviamente que las distintas posiciones, las distintas líneas de pensamiento, las distintas razas, las distintas religiones, las distintas culturas y las diferentes visiones de la realidad social, tienen una mirada que dista una de la otra, como una cara de la moneda se opone a su contraparte, pero no hay dos posiciones a la hora de ver que llevamos 100 años de imposiciones y de convulsiones sociales en que cada cual está tratando de imponer a los demás su propia forma de ver al mundo. Esa realidad es indesmentible y la persistencia en el objetivo, tiene que ver con no haber dado en el clavo a un ordenamiento nuevo y efectivo, sin duda.
Después de los múltiples enfrentamientos fratricidas, de la exposición mediática y arriesgada de tanta gente virtuosa y verdaderamente excepcional, de tantos sacrificios y asesinatos sin sentido, de la pérdida lamentable de muchas almas grandes que en verdad necesitamos para dar este salto cualitativo, no puedo dejar de mencionar entre ellos, a la Madre Teresa de Calcuta, al Mahatma Gandhi, al activista por los derechos civiles de los afroamericanos, Martin Luther King, Jr. (1929 - 1968)
Solo me cabe proponer, dadas las tensiones que persisten en el mundo globalizado y a la intolerancia creciente y fundamentalista, solo me cabe proponer digo, una especie de Tregua de Navidad de Khaki Chum, movida desde las redes sociales y orientada a desobedecer al orden establecido cuando esto así lo amerite, en una ola creciente de activismo por la no violencia, por la no discriminación, por la tolerancia, por el respeto a las minorías de toda índole, a las minorías étnicas, culturales, religiosas, de condición social, de género, de diversidad sexual, de refugiados, de inmigrantes, de discapacitados, de segregación de todo tipo, etc,,etc.,.

Rafa Torres







Entonces, con el respeto que me merecen todas las personas y los movimientos sociales ocurridos en el siglo XX y lo que va corrido de siglo XXI debido a la parcialidad implícita en los límites que impone el espacio de impresión para este artículo (porque no puedo referirme aquí en este escrito, a todos los hechos idóneos y relevantes que en realidad debiera), nombraré solamente algunos hechos y personas que han tenido un impacto gravitante en este cambio, profundo y sin tregua, que está teniendo lugar en nuestro mundo, en esta época nuestra, tan significativa, a saber:




1.- LA IRRUPCIÓN DE UN NUEVO PENSAMIENTO A PRINCIPIOS DEL SIGLO XX, CON A. EINSTEIN, N. BOHR, L. WITTGENSTEIN, E.SCHRÖDINGER, W. HEISENBERG, , M. PLANCK, y tantos otros, difíciles de incluir en este escrito, que llegaron a concebir al mundo de una manera totalmente distinta y revolucionaria, por lo menos para la ortodoxia de su tiempo, y que en estricta similitud de penas por herejías concebidas, a las sufridas por otros innovadores en la historia, podrían haberse ganado la hoguera o la decapitación inquisidora, pero para su suerte se encontraron con un muro impenetrable y que distaba del otro mundo, el de la ortodoxia, en cifras no dimensionables o infinitamente pequeñas, quizás casi inexistentes en el mundo físico tal como lo conocemos, lo que les valió la invisibilidad frente a los ataques de los científicos más fariseos.



2.- LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL (1914-1918) El 11 de Noviembre de 1918 la mayor tragedia que la humanidad había vivido hasta aquel momento concluía. Millones de muertos, heridos, inválidos... Millones en pérdidas económicas. Rencor, dolor y desolación. Se trataba de construir un nuevo mundo que hiciera que la Gran Guerra, como se proclamaba en aquel momento, fuera "la guerra que pusiera fin a todas las guerras".


3.- LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL el conflicto armado que estalló en 1939, entre las potencias del eje (Alemania, Italia y Japón) y los Aliados (Inglaterra Francia y la Unión Soviética).



4.- HIROSHIMA Y NAGASAKI, una radiografía desoladora de la posibilidad de un exterminio masivo. Solapado intento de imponer soberanía a través del temor y de prácticas inhumanas.

PD: Un resúmen de los hechos más relevantes van en capítulo aparte "DANZA MÍSTICA 2"

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