sábado, 16 de enero de 2010

ACERCA DEL ESPIRITU Y LA MATERIA



ACERCA DEL ESPIRITU Y LA MATERIA

Este es un intento por mostrar lo que cada religión y cada filósofo pensaba acerca del espíritu y la materia.
Presento primero al Hinduismo, al Budismo, al Islamismo, al Cristianismo, a Confucio y al Taoismo.
Dentro de los filósofos, primero lo que pensaban los griegos, más bien los Jonios, Tales de Mileto, Anaximandro, Anaxímenes, Pitágoras, Heráclito, Parménides, Empédocles, Anaxágoras, Demócrito.


RELIGIÓN

Hinduismo

El Bhagavad-Gita se refiere al espíritu y a la materia como fenómenos co-eternos e indivisibles el uno del otro. Lo que nosotros y la ciencia llamamos generalmente materia, no es más que nuestro conocimiento limitado y parcial del aspecto fenoménico de la verdadera materia primordial.

Los individuos, tienen de las cosas, nociones distintas entre ellos, lo que no quiere decir que las cosas sean distintas.
El hecho de que por lo general los individuos tienen la misma noción de los objetos parecidos, o sea, que las cosas cuadradas son cuadradas, no confuta la posición anteriormente expresada. Pues, hasta en nuestra experiencia cotidiana, notamos la existencia de lo que llamamos un cambio colectivo de cognición.
Por lo tanto, es posible que todo individuo normal se encuentre simplemente en un solo plano de conciencia donde no es todavía capaz de percibir la totalidad. Mientras que en el caso de una persona hipnotizada, cada cosa le parecerá diferente, según la voluntad del hipnotizador. Esto sería imposible si en los objetos hubiese alguna realidad inherente propia, separada de nuestra conciencia.
El Dharma
El concepto de dharma es fundamental en el hinduismo.
«El equivalente más cercano a dharma en español sería religión, pero incluyendo también los significados de verdad, deber, ética, derecho. Es el poder que sostiene y fundamenta la sociedad y el cosmos [...] que convierte a las cosas en lo que son,. Un rasgo llamativo del hinduismo es que lo que se hace es más importante que lo que se cree. Seguir el dharma no es por tanto, aceptar un cierto número de creencias, sino cumplir ciertos deberes específicos y comportarse según ciertas reglas relativas a la pureza y el matrimonio y realizar los rituales obligatorios, normalmente enfocados a alguna de las divinidades"
Por su parte, Bleeker y Widengren, consideran que el "Dharma trata de resolver el inevitable conflicto que surge entre lo real y lo fenoménico, lo espiritual y lo material, lo eterno y lo temporal. Reconoce que el hombre, mientras se esfuerza por alcanzar el ideal, no puede permitirse el descuido de la realidad. Dharma, por consiguiente, establece, una forma de vida encaminada a asegurar la pervivencia material y espiritual, así como el desarrollo del individuo y la sociedad."
En el relato del Gita, Arjuna, cae -precisamente- en un conflicto ético entre el deber hacer y el querer hacer, pues lo que él quisiera hacer, no es lo que al parecer debe hacer.
Arjuna no desea matar a sus parientes y amigos, sin embargo, Krishna le hace ver lo equivocado que se encuentra, pues su función social, como guerrero, es cumplir con su deber, con su dharma, a tal punto que incluso le indica que "siempre es mejor cumplir el propio deber, aunque sea mal, que cumplir bien un deber que no le corresponde. Es preferible morir cumpliendo el propio deber”

BRAHMA. Los innumerables dioses védicos no pudieron impedir el deseo de dar con un ser más poderoso, un dios único capaz de dominarlos a todos y que, en última instancia, regiría el mundo. Este dios o principio fue Brahma. Sin embargo, las tendencias politeístas eran tan fuertes que de Brahma empezaron a surgir, por sucesivas emanaciones, multitud de dioses porque en la India todo es Dios y todo procede de Dios. Un sacerdote hindú afirmaba que existen unos 333 millones de dioses. En la nueva reforma religiosa existía un principio universal todopoderoso, "brahma", y un principio particular de cada uno de nosotros, el "atman", el ser concreto. La filosofía desarrollada a raíz de estos principios llegó a conclusiones verdaderamente curiosas. En los libros sagrados o Upanishadas, así como en los poemas épicos, el Mahabárata y el Ramayana, se esbozan las líneas de este pensamiento. Todo ha de volver al espíritu del dios, todo ha de pasar y suceder. Nuestra vida actual no es sino el premio o castigo de otras vidas anteriores.
El "karma" es la encarnación indefinida. El ladrón, al morir, deja su cuerpo en la sepultura, pero su espíritu va a informar el cuerpo de un cuervo o de un gato. Por sucesivas depuraciones se va ascendiendo en la escala de perfección hasta que un día el alma consigue el nirvana eterno, la aniquilación total. Una trilogía de dioses preside el desarrollo de la vida en el mundo, cada uno de los cuales tiene una esposa: Brahma y Saravasti, Siva (imagen) y Kali, Visnú y Lakshui. También en la India encontramos vestigios de mitos o hechos reales señalados en otras religiones. Así, se habla de cómo Visnú se convirtió en pez cuando ocurrió el gran diluvio que inundó la tierra, y salvó con esta transformación los libros del Manu, código supremo del hinduismo.
El hinduismo fue siempre una religión eminentemente sacerdotal. Los monjes, santones, brahmanes y fakires eran, y son, muy respetados por el pueblo. La reverencia, por ejemplo, hacia las vacas, consideradas animales sagrados, es uno de los factores del hambre endémica de la India, el país que consume menos leche del mundo porque no es lícito extraerla de las innumerables vacas que gozan de consideración superior a la de un ser humano. Sin embargo, el hinduismo sufrió una transformación profunda al surgir un hombre extraordinario: Gautama, llamado el Buda, palabra que significa "el Iluminado".

Budismo

EL GAUTAMA BUDA. El príncipe Sidharta o Gautama había nacido en un palacio y su infancia transcurrió rodeada de toda clase de placeres y lujos. Vivió sin conocer ninguna de las cosas desagradables de la vida, y el espectáculo del dolor, de la enfermedad o de la muerte, fue velado a su contemplación. La primera vez que acudió al templo los dioses cayeron de sus pedestales y la Tierra tembló porque había entrado el elegido en el santuario. Al contraer matrimonio con la hermosa Gopa, acudieron más de trescientos príncipes a su palacio y durante largos meses compitieron con Gautama en todas las artes, ciencias y juegos, resultando siempre vencedor el príncipe Sidarta.
La vida habría transcurrido para él como en un vulgar cuento oriental, si el príncipe no tropezara un día con las "cuatro verdades". El hecho ocurrió yendo de paseo en su coche; se encontró sucesivamente con un enfermo, con un anciano decrépito, con un entierro y con un monje entregado a la meditación. Había hallado el camino de la verdad y desde entonces abandonó toda clase de placeres y se entregó a durísimas penitencias, durante las cuales permanecía inmóvil, su cuerpo se cubría de un sudor frío y su alma se hallaba en trance de abandonar esta vida mortal. Era tal la dureza extremada consigo mismo que un día Maya, su madre, descendió de los cielos para preguntarle si deseaba morir antes de haber hallado la "iluminación". Comprendió entonces que debía mitigar el rigor de su ascetismo y emprendió la vida normal, pero enteramente transformado. Desde aquel instante fue, no el príncipe de vida regalada, sino el Buda, simplemente. Su filosofía se funda en las cuatro verdades: La verdad del dolor, porque todo en la vida es dolor y éste nace del ansia de querer.
La verdad del sufrimiento por el dolor. Solamente dominando los deseos se consigue dominar el dolor. La verdad sobre la supresión del dolor. Imposible de lograr si no es con la muerte definitiva. La verdad del camino de santidad. Que sólo se puede hallar por la meditación del destino y la práctica de la piedad. Después de seis años de privaciones y aislamiento pudo exclamar: El corazón libre ha conseguido matar todos los deseos. Buda, el Iluminado, comprendió que todos los males radicaban en la ignorancia de las cuatro verdades y para remediarlo se dispuso a predicar su doctrina. Sus comparaciones eran definitivas y claras. Así, al preguntarle cuál era la espada más afilada, el fuego más devorador, la miel más dulce y las tinieblas más densas, contestó: -La espada más aguda es la palabra, el peor fuego es la lujuria, la miel más dulce es la sabiduría, y la oscuridad más negra, la ignorancia. Numerosos hombres dispuestos a dejar el mundo siguieron a Buda, se raparon la cabeza y pronunciaron la fórmula de renunciación: "Me refugio en Buda, en su ley en su comunidad". Cuando llegó el momento de morir se tendió en el suelo y se durmió. Los árboles que estaban secos echaron flores y sus pétalos se abrieron en una lluvia delicada que cubrió su cuerpo.
Buda había penetrado en el nirvana. Los brahmanes opusieron una tenaz resistencia a admitir la doctrina de Buda, pero el budismo pronto se extendió por la India y el en siglo III, reinando Asoka, sus monjes y emisarios se desparramaron por todo el país. Aunque su doctrina sea casi una pura negación, un renunciamiento total, numerosos monjes comenzaron a estudiar la nueva moral y los conventos proliferan rápidamente. Afirman que existen dos caminos de santificación: El Mahayana, según el cual el número de budas es infinito y el alma del Iluminado puede encarnarse en cualquier persona como ocurre con los lamas del Tibet. Numerosas ceremonias y ritos regulan esta rama del budismo o "gran camino". El Hinayana, llamado también "pequeño camino". Según él, para entrar en el nirvana no es preciso que Buda se encarne en nosotros, sino que basta reencarnarse sucesivas veces hasta merecer el nirvana. La serie de reencarnaciones y purificaciones puede ser muy larga. La primera forma de budismo es propia del Tibet, China y Japón, mientras la segunda está más extendida en Ceilán, Birmania e Indonesia. Cuando los mahometanos invadieron la India en el siglo XII, el hinduismo había asimilado gran parte de la doctrina de Buda y entonces se produjo un choque entre los seguidores de Mahoma y los fieles al Iluminado. En China penetró más lentamente porque era una religión extranjera y la influencia de Lao-Tsé y de Confucio eran grandes, pero en el siglo III, Wu-Ti protegió la nueva enseñanza.
Fa Hian empleó seis años en recopilar en chino las "sutras" donde se narraban las enseñanzas del Gautama. En el siglo VI se introdujo en el Japón, gracias al hábil recurso de afirmar que el emperador era una encarnación de Buda, por lo cual era posible ser budista y sintoísta al mismo tiempo. En el siglo VII se propagó en el Tibet, gracias a la protección de la viuda de Srougstan-Gampo, fundadora de Lasha. El lamaísmo, en el siglo VII, desenvolvió la idea de la reencarnación. El Gran Lama no era sino una encarnación de Buda que se introducía en un niño de corta edad. Al morir el Lama, los monjes tibetanos tenían que buscar un nuevo Lama, para lo cual poseían señales y pruebas especiales que sólo a ellos eran reveladas. En el Tibet un tercio de la población vivía en conventos y eran monjes. Su piedad había degenerado tanto que bastaba la manifestación externa, como en el caso de los cilindros de oraciones que se mueven mecánicamente, y cada vez que el cilindro da una vuelta, es como si el monje o el fiel rezara la oración. La repetición incansable de la plegaria tibetana: Om mani padme um (Oh, joyel de los lotos) se refiere a Buda, pero es ya un murmullo sistemático sin fe, sin el espíritu profundo del Gautama. En 1949 el Lama, que se había refugiado en la India durante la segunda Guerra Mundial, regresó al Tibet, pero estuvo en Lasha por poco tiempo, ya que los comunistas chinos ocuparon la gran meseta y puede asegurarse que el lamaísmo, una forma especial del budismo, está en trance de extinción, o por lo menos de una transformación profunda.(ver Buda)


ISLAMISMO

Alma, materia y espíritu
La segunda fuente esencial de la psicología espiritual es distinguir entre alma y espíritu. El alma representa al ego, pero también al espíritu, siendo el primero su aspecto inferior, y el espíritu su aspecto superior. Cuando el alma se espiritualiza superando al ego ella es espíritu puro, y ya no se puede diferenciar de este último. Su aspecto inferior se vincula exclusivamente con el cuerpo, y está al servicio de este, sin aspirar a nada por encima de él; mientras que lo superior aparece cuando el alma adquiere independencia respecto del cuerpo (y al decir cuerpo nos referimos al mundo en su integridad, a la materia), identificándose así con el espíritu. En realidad, el alma es un intermediario entre esos dos ámbitos, pero necesariamente alguno de ellos debe predominar.
¿Qué es el espíritu, entonces? En las tradiciones sagradas está simbolizado como el Soplo divino, el cual en su conjunción con el cuerpo o materia produce el alma. Pero cuando se mantiene independiente en sí mismo se llamará espíritu, distinción que todos nosotros comprendemos con facilidad. Por lo tanto, al decir espíritu no nos referimos a determinada condición que se obtiene exclusivamente en el más allá, como tampoco al decir alma indicamos algo que pertenece sólo a este mundo, sino más bien que en ambos casos mencionamos a cierta potencia permanente en el hombre, y que como una fuente vincula ambos planos, el del mundo y el del más allá.
El significado del hombre está en descubrir su espíritu, y tanto como trate de asumirlo en su plenitud, en la misma medida se humaniza. El alma es en definitiva, una conjunción entre el espíritu y su carnalidad. Pero lo que hace que realmente el hombre sea hombre es el espíritu, que para nosotros equivale al Sea o Soplo divino, siendo ambos, en definitiva, lo mismo. La experiencia nos dice que no es posible tocar una idea, o palpar un sentimiento, pues tales cosas constituyen hechos del espíritu. Por lo tanto, aquello que llamamos espíritu es tan real como tener una idea, percibir un sentimiento, o experimentar una intuición. Respecto de las distinciones entre alma, espíritu y materia, nos referimos a ello con más amplitud en la parte siguiente.



CRISTIANISMO


Nos elevamos, intelectualmente del “fenómeno cósmico”, que se prolonga en el “fenómeno humano”, hasta la “existencia de un Dios personal”. Y observamos finalmente que en pleno fenómeno humano se pone de relieve y se impone a nuestra atención el "fenómeno cristiano”, el de Jesús de Palestina y Cristo Señor del universo de Pablo en el Nuevo Testamento.

1. Materia y espíritu
“Materia y espíritu se contradicen si se les aísla. , el uno es inseparable de la otra; el uno no es sin la otra. No hay concretamente materia y espíritu, sino que existe solamente la materia convirtiéndose en espíritu”. “Materia y espíritu no son dos cosas, sino dos estados, dos caras de una misma trama cósmica, según que la trama se la mire o se la prolongue en el sentido en que ella se hace (espíritu), o al contrario, en el sentido en que ella se deshace (materia)”.“¡Del fondo de la materia a la cima del espíritu no hay más que una evolución !” (Teilhard).
2. Inmanencia y trascendencia
“Es una fe nueva en la que se integra la Fe ascensional hacia un Trascendente y la Fe propulsora hacia un inmanente”. “Como a mí me gusta decirlo: la síntesis del "Dios" (cristiano) hacia-Arriba y del "dios"(marxista) hacia-Adelante, es el único Dios que podremos adorar en adelante en “espíritu y en verdad” (Teilhard).
3. Porvenir terrestre y Reino de Dios
“Es arrastrando consigo todo el mundo como uno avanza hacia el seno de Dios”. “No solo no se contradicen Progreso humano y Reino de Dios, sino que de esta conjunción jerarquizada se prepara a salir probablemente el renacimiento cristiano, cuya hora parece biológicamente que ha llegado” (Teilhard).
4. Personalización y colectivización
“La ansiedad ante el Comunismo tiene que ver con el carácter impersonal, material, del rojo; mal colocado, este Omega deforma la personalidad (la moralidad de los elementos que agrega). Ante el Comunismo, lo que se estremece y rebela en nosotros es lo personal (lo verdaderamente evolutivo). En cambio, aunque con un insuficiente, lo que se salva esencialmente en la Democracia es ese elemento ; de ahí que nos sintamos en ella en mar abierto. Aquí radica la verdadera distinción entre Comunismo y Democracia” (Teilhard).
5. Hacia–Adelante y hacia–Arriba
“Me confirmo cada día más en esta doble convicción: que el nudo del problema espiritual presente está en la síntesis del Hacia-Arriba con un Hacia-Adelante, y que el principio de la solución de este problema de las dos Fes está en el discernimiento por encima de nosotros, de un punto crítico de maduración humana, -fase experimental y punto de aplicación de la Parusía-”.“Los hacia-Arriba y los hacia-Adelante del Universo coinciden: nada de hacia-Arriba sin hacia-Adelante, y nada de hacia-Adelante sin hacia-Arriba” (Teilhard).
II. El otro apoyo de Filosofía Social de mis principios intelectuales
Jacques Maritain en su obra El Hombre y el Estado (1983) logra una feliz síntesis de filosofía social cuando afirma:
(1) El Individuo es para el Estado,
(2) el Estado es para la Persona,
(3) la Persona es para Dios".
Por lo 1º rechazamos todo individualismo liberal, manchesteriano y capitalista que ha dado lugar en las sociedades modernas a graves injusticias sociales y a una globalización de capitalismo salvaje. Legitimamos para nuestro tiempo -tanto en países desarrollados como sobre todo en países de desarrollo limitado- la existencia, presencia activa e intervención del Estado en economía y distribución de riquezas. El Estado debe ser el garante efectivo de los derechos de las personas y de los grupos sociales, especialmente de los más débiles y el administrador equitativo de bienes contra las injusticias del Mercado. "Tanto mercado cuanto sea posible, tanto Estado cuanto sea necesario!". Asumimos por este capítulo una visión humanista.
Por lo 2º rechazamos todo colectivismo estatal que pase por sobre los derechos de las personas y de los grupos sociales y trate de engullir glotonamente a la sociedad. Por gigantesco y poderoso que sea (económica, militar y políticamenter) el Estado, tiene unos límites que no puede sobrepasar, señalados por los derechos individuales, sociales y políticos de las personas, desde su gestación hasta la muerte. No se puede invocar la 'razón de Estado' como última justificación de todo. El totalitarismo, cualquiera que sea de izquierda o derecha, no tiene cabida en esta concepción de un humanismo integral en donde las personas están por sobre el Estado, que es sólo instrumento del bien común, cualquiera sea su tamaño y sus apetitos.
Por lo 3º rechazamos una visión puramente terrenista de las personas y la sociedad humana y asumimos todo un humanismo integral, que desborda el simple naturalismo y temporalismo terreno de otros, que quedan en la consrucción de pirámides truncas, por maravillosas y bien intencionadas que sean.




CONFUCIO

CONFUCIO: Cuando ha de ocurrir algo extraordinario, fuera de lo corriente, sea bueno o sea malo, en China suele aparecer un kilin, animal sagrado que muy pocas personas han podido contemplar. A la madre de Confucio se le apareció un kilin y nueve meses más tarde tuvo un niño a quien los hombres debían conocer con el apelativo de K'ung-Fu-Tsé, es decir, el filósofo. En el momento de nacer, dos ángeles volaban sobre el techo de su casa mientras cuatro ancianos que representaban el espíritu de las cosas, del agua, del fuego y de la tierra, rodeaban su mansión para alejar a los espíritus malignos. A los 22 años estableció una escuela donde enseñaba a quienes querían ser sus discípulos, y se cuenta que tuvo más de 3.000. Él no escribió libro alguno, pero sus seguidores compilaron sus enseñanzas en los Discursos y Diálogos. Más tarde entró en la administración del Estado. En China era tenido por gran honor pertenecer al cuerpo de funcionarios públicos y los muchachos inteligentes se preparaban concienzudamente, a fin de superar los exámenes que daban entrada a este núcleo de hombres de letras, mitad servidores del emperador, mitad pensadores. A los 52 años de edad era ministro de Lu. Cuando contaba 72 años murió y el emperador Ts'in destruyó todo recuerdo del filósofo y persiguió a sus seguidores, pero al subir al trono imperial de la dinastía Han, hacia el año 206 a. de J.C., la doctrina de Confucio fue declarada religión oficial. Su máxima fundamental de conducta era: Lo que no quieras para ti, no lo quieras para los demás. La doctrina de Confucio, sintetizada en una serie de máximas morales, tendía a volver al pueblo a las viejas y ancestrales costumbres, algo rígidas, pero nobles y dignas. Confucio pensaba que si un hombre honesto y moral tuviese a su cargo el gobierno de la nación, se rodearía de hombres igualmente dignos y, por tanto, concibió la idea de educar a los príncipes que un día llegarían a ser emperadores, para que éstos, a su vez, influyesen en una corriente educativa que iría de los soberanos hacia los súbditos, y de este modo se reformaría la nación. El que ante la ganancia piensa en la Justicia, ante el peligro ofrece su vida y en la vejez no se desdice de las promesas que hizo en su juventud, este hombre puede considerarse perfecto, decía Confucio. Por esto, cuando obtuvo en el reino de Lu el cargo de ministro que anhelaba, quiso transformar el país estableciendo un minucioso reglamento que abarcaba hasta los menores detalles de la vida corriente.
Nada quedaba al azar y los vasallos de Lu sabían, en todo momento, lo que podían y no podían hacer. Confucio no pensó en lo triste y aburrida que sería una existencia tan esclavizada aunque lo fuese para el bien, y llegó un momento en que dicho reino, a pesar de la buena fe de Confucio y sus sabias leyes, cayó otra vez en la inmoralidad y el filósofo se alejó con pesar de aquella provincia. Refugiado en el reino de Wei, ordenó que sus discípulos recopilaran los libros de la sabiduría ancestral china: el I- King o "el libro de los cambios de los seres", el Chi-King o "libro de los hechos pasados", el Li-King o "libro de las ceremonias", etc. Un día en que se celebraba una fiesta en el palacio de Wei penetró en los jardines un animal extraño y hermoso a la vez. Nadie sabía cuál era su nombre ni lo habían visto nunca antes. Decidieron preguntarle a Confucio, y éste, al verlo, exclamó: -Es un kilin; no tardaré en morir. En efecto, el kilin que había anunciado su nacimiento, se presentó de nuevo para comunicarle el fin de su existencia. En las cercanías de K'ufou se levanta la tumba de Confucio, en cuya lápida hay grabada esta sentencia:
Todo se le perdona a quien nada se perdonó a sí mismo. La religión de Confucio resultó poco clara ya que no estructuró un cuerpo de doctrina definido y rígido. La idea del príncipe bueno, paternal y providente para con sus súbditos, impregna su credo. Los conceptos de bondad, belleza, tolerancia, paz, etc., tan parecidos al cristianismo, son la base de su conducta y de su moral. Durante dos mil años fue la religión oficial del Celeste Imperio. En la actualidad se calcula que unos 250 millones de fieles siguen las enseñanzas de Confucio.

TAOISMO

LAO-TSÉ. Nació en el año 604 antes de nuestra Era. De él cuenta la leyenda que estuvo 80 años en el seno materno y que al nacer tenía ya el pelo blanco, por lo que nunca fue niño y vino al mundo lleno de sabiduría. El país estaba dividido en innumerables Estados y Lao-Tsé fue alto funcionario en la corte de Tchou. Se cuenta que vivió 200 años y su muerte, siempre según la leyenda, fue misteriosa. Había realizado un viaje hasta el lejano Tibet y al cruzar la frontera el aduanero Yen-Hi le pidió que le enseñara la verdad y la sabiduría. Entonces Lao-Tsé escribió para él un precioso libro llamado Tao-Te-King, el Camino de la razón y de la virtud, que contiene sólo 5.000 palabras, las suficientes para enseñar al hombre todo lo que ha de saber para ser feliz eternamente. Una vez entregado el libro al aduanero, Lao-Tsé empezó a caminar en dirección a las cumbres y nunca más se ha sabido de él. El ideal del Tao consiste en el hombre identificándose con el espíritu de humildad y paz, la renuncia solemne a toda violencia y la anulación de todo deseo, son los fundamentos del taoísmo. Los yogas, con sus complicados ejercicios corporales y ayunos siguen, aun no siendo taoístas, este ideal de suprema renuncia, común a muchas religiones. Cinco siglos después de la muerte de Lao-Tsé, el taoísmo fue considerado como religión oficial de China y su mayor esplendor y difusión tuvo lugar cuando imperaba la dinastía Tang. En la actualidad posiblemente existen unos 40 millones de adeptos a la doctrina de Lao-Tsé.




FILOSOFIA

Los Jonios, la Materia.
Hacia el año 1.100 A. C. los griegos comenzaron a fundar colonias en Jonia, costa oriental del Mar Egeo (actual Turquía). Cinco siglos más tarde, por del año 580 A. C., unos griegos de Jonia inician la ciencia y la filosofía.
Unos griegos de Jonia comenzaran a hacerse preguntas hasta entonces no acostumbradas . Ante sí tenían otros nombres, parecidos pero diferentes, animales de tierra, animales del aire, animales del mar, plantas de diferentes formas, piedras, montañas, vientos, olas, estrellas que giraban, días y noches que se sucedían; unas cosas parecían durar, otras desaparecían, otras se destruían entre sí. Se preguntaron: ¿Qué explicación podemos dar de todo esto? Aristóteles, refiriéndose a ellos, dice que buscaron la arjé de las cosas; traduzcamos: "el principio las cosas", donde lo temporal de la palabra principio se transforma en lo que constituye las cosas, lo que hace que las cosas sean lo que son.
Los Jonios, creían que el universo en su totalidad era una criatura viviente. El aire o aliento no sólo rodea el universo sino que impregna todo y le da vida. Ese mismo aire o aliento da vida a las criaturas vivientes individuales. El aliento o vida del hombre y el aliento o vida del universo infinito y divino eran esencialmente lo mismo. El universo era uno, eterno y divino. Los hombres son muchos, divididos y mortales. Pero la parte esencial del hombre, el alma, no es mortal porque es un fragmento del alma divina, separada y aprisionada en un cuerpo mortal.
El fin del hombre es librarse de la corrupción del cuerpo y, convirtiéndose en espíritu puro, volver a unirse al espíritu universal. Mientras no lo consiga, el alma se irá reencarnado repetidamente no sólo en cuerpos humanos sino también en otros seres. El hombre, pues, es pariente de todo lo demás. Más aún, todo tiene una relación de parentesco con todo.



Tales de Mileto, (c. 640 - c. 546) consideró que la pregunta más importante a responder era ¿de qué están hechas todas estas cosas? Llegó a convencerse de que la respuesta no podía estar en la pluralidad. A pesar del caos aparente, tiene que existir algo que es común a todo, da permanencia a todo y da unidad al todo. Algo subyacente, discernible por la razón aunque no por los sentidos. Una materia común que perdura a pesar de los aparentes cambios y que explica esos cambios. Tales de Mileto creyó que esa "sustancia", eso que está como debajo de todo, era el agua o la humedad.
Lo del agua o la humedad habla del estado de la ciencia de aquel inicio. Para el pensamiento filosófico importa mucho más lo otro: el entendimiento de que tiene que haber algo común y permanente; sin ello el mundo no tendría sentido.



Anaximandro (c. 610 - c. 547) discípulo de Tales de Mileto, trata de poner orden y clasificar las cosas, y observa que hay cosas opuestas a otras; la oposición primaria se da entre lo caliente y lo frío, entre lo seco y lo húmedo. A veces ganan unos, a veces otros. (Probablemente Anaximandro no distinguía todavía entre el "estado" de una cosa, digamos caliente, y la cosa misma). Piensa que ni lo caliente, ni lo frío, ni lo seco, ni lo húmedo, podría ser la substancia primaria del universo. No podía ser el agua o la humedad, como había dicho Tales, porque la humedad no engendra fuego, más bien lo apaga. Entonces, la arjé de las cosas, el principio de las cosas tiene que ser una masa indiferenciada (ni caliente, ni fría, ni seca, ni húmeda) de enorme extensión en la que los elementos antagónicos estaban sólo de un modo latente o potencial. Llamaba a esta masa apeiron, lo indeterminado.

Anaxímenes(c. 585 - 528), también discípulo de Tales de Mileto, la sustancia primaria era el "aire" (en griego aer que en aquel tiempo decía aire, vaho o niebla). En su estado natural es la atmósfera invisible; pero puede condensarse en niebla y agua, y aun en substancias sólidas. El "aire" en su forma más pura y más enrarecida era el elemento de la vida. Este elemento está aprisionado en el cuerpo de todo animal y de todo ser humano, es su alma.

Los Pitagóricos y la Forma.
Aunque filosofan también sobre el universo, su motivación no es la curiosidad científica, como fue el caso de Los Jonios, sino mejorar la vida de los hombres.
De hecho, constituían una hermandad religosa. La había fundado Pitágoras hacia el año 530 A. C. cuando salió de su isla nativa de Samos y se fue a Crotona en el sur de la actual Italia.

Pitágoras, ciertamente filósofo, introdujo el modo filosófico cuando explica el camino de la purificación y unión con lo divino. El camino de los otros era de ritos externos. El de Pitágoras, aunque conserva los ritos, insiste en la comprensión de la estructura o forma de las cosas buenas. El estudio de los seres vivos individuales nos lleva a la comprensión de que son organismos, es decir, sus partes no son partes sueltas sino partes estructuradas, subordinadas al fin de mantener vivo al todo
La vida plena y eficaz depende de la organización. Así es el mundo. El mundo es bueno y vivo y divino porque es un todo organizado y sus partes obedecen a un orden. La forma del mundo es ordenada.
Para Pitágoras, sólo lo limitado puede estar sujeto a un orden. Dicho de otra manera, sólo lo limitado puede tener partes relacionadas entre sí, subordinadas las unas a las otras. De ahí que lo limitado es bueno, y lo ilimitado es malo porque no puede ser ordenado. Llamó al mundo kosmos, palabra intraducible que mezcla referencias a orden, correspondencia y belleza.
Si el fin del hombre es irse convirtiendo en espíritu puro para identificarse con el kosmos viviente, el camino es estudiar cómo actúa y cómo es ese kosmos. Este conocimiento capacita al hombre para ser un kosmos en pequeño, imitando la estructura, la forma, el orden del universo.
Al mismo tiempo Pitágoras hizo considerables progresos en matemáticas. Tal vez el que más influyó en su modo de pensar y a la vez confirmó ese modo de pensar, fue descubrir que los intervalos de la escala musical podían expresarse con razones aritméticas entre los números 1, 2, 3 y 4. La ilimitada variedad de posibles sonidos, sometida al límite y orden de los números, se transforma en música. Ejemplo perfecto de lo que acontece en el universo.
Por tanto, para explicar el mundo en que vivimos no hay que buscar la materia de que está hecho, pues es común a todo, sino la estructura, la forma de cada cosa. El foco de atención se ha desplazado de la materia a la forma. ¿Pero qué conceptos o palabras están a disposición de Pitágoras para expresar esa variedad de formas? El había logrado expresar algunas de ellas con números y tal vez por eso dijo que "las cosas son números".


El problema del movimiento
Hasta ahora los filósofos han buscado algo permanente para explicar el mundo en que vivían, a lo que Pitágoras ha añadido el orden y la armonía. Pero, mientras los atenienses avanzaban hacia su democracia, el pensamiento griego en general también se desarrollaba y ya no resultaba natural aceptar una única substancia material como principio de todo. Además, las explicaciones que daban de la variedad de las cosas, de sus cambios y movimientos, no parecían convincentes. Surgieron así nuevos filósofos que trataron de responder a esas preguntas.

Heráclito (c. 544 - 484) Hacia finales del siglo VI o comienzos del V, contradice todo lo anterior afirmando que nada es permanente y no existe armonía. Lo que vive, vive por la destrucción de otra cosa. El fuego vive por la muerte del aire. Lo que parece armonía es tensión de opuestos. La base del equilibrio es la lucha; la lucha es buena en sí puesto que es la fuente de la vida. La arjé (principio) ya no es agua o aire o apeiron sino devenir puro, mero fluir.
El fuego proporciona una especie de símbolo del mundo. Es la mejor expresión de sus dos principios centrales: 1) todo nace de la lucha y 2) todo está en constante flujo. El fuego vive consumiendo y constantemente cambia de materia. Como así es el mundo, podemos decir que es una especie de fuego.

Parménides (c. 540 - 470) postula exactamente lo contrario a lo de Heráclito y un regreso a la materia única: los cambios y la variedad de las cosas del mundo tienen una explicación: son pura ilusión. El movimiento es imposible. La realidad es una substancia simple, inmóvil e inmutable.
¿Cómo llega Parménides a tan extraordinaria conclusión? Para entenderlo recordemos de nuevo la pobreza de instrumentos de la mente con que estos pensadores se van abriendo paso. Aquí el problema es fundamentalmente gramatical con repercusiones lógicas.
En griego, el verbo ser significa existir. Parménides tomó esto muy en serio. Decir que una cosa es tal cosa, es decir que existe. Por tanto, decir que el aire se convierte en agua es una mentira y un disparate porque si ya no es aire ya no existe y el agua, que no era, no existía. Si aceptamos el cambio aceptamos que lo que es se convierte en lo que no es, lo que existe en lo que no existe. Tampoco existe el movimiento, porque si existiese movimiento existiría espacio vacío, pero espacio vacío sería lo que no es, lo que no existe.
El mundo real, por tanto, es un algo inmutable e inmóvil. ¿Pero no nos dicen lo contrario los sentidos? Sí, y es pura ilusión. Sólo la mente capta la verdad. Parménides fue el primero en exaltar lo inteligible a expensas de los sensible y pone, así, a los griegos en la senda del trabajo abstracto de la mente sola, senda para la que los griegos dieron muestras de estar bien dotados. Pero el desinterés de Parménides por los fenómenos de los que nos informan los sentidos, puso a la ciencia europea –según opinan algunos– en un camino equivocado y que duró más de mil años.
El pensamiento de Parménides influyó por mucho tiempo a través de lo que se ha llamado la Escuela Eleática. Pero, por otro lado, el sentido común de otros griegos se rebeló contra la exclusividad de la razón y trató de salvar el mundo del que nos informan los sentidos.

Para Empédocles (c. 492 - 432) la arjé eran cuatro elementos que él llamaba "raíces" (raíces de todo lo demás): la tierra, el agua, el aire y el fuego. Las combinaciones diversas de estas cuatro raíces explicaban la diversidad de las cosas. Vuelve, pues, siguiendo a Pitágoras, a la importancia de la estructura o forma de las cosas.
Cada una de las cuatro raíces son algo último e irreductible. Ni nacen ni perecen. De ellas se desprenden partecitas que, juntándose con partecitas de las otras, hacen combinaciones nuevas. Lo que los hombres llaman aparecer y desaparecer es este mezclarse y separarse de las partes. El devenir, por tanto, es un mero cambio de lugar de las partes o elementos constitutivos. "Aun cuando no fueran verdaderos elementos los que él tomo por tales... mérito será siempre de él haber tenido con exactitud la idea de elemento
Pero ¿qué hace que estas "raíces" se combinen de diversa forma? Por primera vez se piensa –gran paso hacia la verdad– que debe haber una causa motriz, distinta e independiente de la materia de que están hechas las cosas. El cree necesario aceptar que son dos causas motrices, como dos fuerzas, que llama "amor" y "lucha". Fuerzas como de atracción y repulsión. El "amor" hace que los hombres hagan el bien; la "lucha" hace que hagan el mal. Por ser estas fuerzas distintas de la materia de las cosas, ¿estamos ya dando también el paso del reconocimiento de que existe algo que no es materia? Por la forma de hablar de Empédocles no parece que su concepción de estas fuerzas sea de algo no material.

Anaxágoras, (c. 500 - 428) quien vivía en Atenas en tiempos de Pericles. Da un nuevo paso y no sólo afirma con Empédocles que debe haber una causa motriz distinta e independiente de la materia de que están hechas las cosas, sino que añade que esta causa motriz no es materia, es espíritu y gobierna al mundo, le da orden.
El paso conlleva un doble avance:
1) Ser no significa siempre ser material; la inteligencia de Anaxágoras descubre un nuevo modo de ser: el ser espiritual.
2) Puesto que el espíritu gobierna al mundo, lo somete a un orden, el mundo y sus cosas tienen un propósito; es lo que más tarde se llamará causa final; además de buscar la causa motriz hay que buscar también la causa final, la que descubre el sentido, el propósito, la orientación de las cosas.
Comenta Aristóteles: "...cuando alguien (Anaxágoras) dijo que al igual que ocurre en los animales había también en la Naturaleza una inteligencia, que era la causa del mundo y de todo el orden de las cosas, pareció sobrio y prudente en comparación de los antiguos, amigos de decir cosas banales.
¿Es este el comienzo de la aceptación de un Dios que gobierna el mundo racionalmente y al que se le conoce por vía racional?
Sócrates y Platón reprochan a Anaxágoras por afirmar que el espíritu es la causa primera de todo y luego olvidarse de ese espíritu tratando de explicar todo como si no existiese. En ese sentido el paso de Anaxágoras no tuvo trascendencia.

Demócrito (c. 460 - 370) Un tercer esfuerzo por salirse de la camisa de fuerza impuesta por Parménides es el del grupo de los llamados “atomistas”, del que Demócrito es el más conocido. En vez de las cuatro "raíces" de Empédocles, Demócrito presume que el mundo en que vivimos está hecho de unas partículas mínimas, tan mínimas que no sólo no podemos verlas sino que no pueden ser partidas (por eso las llamó "atomos", impartibles). Se mueven a gran velocidad. Todas son del mismo material indestructible, pero tienen diversos tamaños y formas. La diversa combinación de ellas explica los diversos seres que nuestros sentidos perciben. Cuando más apretadas entre sí, más sólido el objeto que constituyen.
¿Qué es lo que captan nuestros sentidos? Las cosas dulces están formadas por átomos lisos que agradan a nuestra lengua cuando la tocan; las agrias, en cambio, por átomos punzantes. Los colores provienen de la forma y posición de los átomos que reflejan la luz que les llega; la luz es también hecha de átomos pero particularmente finos y veloces. Los objetos emiten unas como películas (también de átomos) que conservan la forma del objeto al moverse en el espacio y, al tocar el ojo, "vemos" el objeto. Los átomos más sutiles y volátiles hacen las almas de animales y hombres. Todo es materia y todo el conocimiento de los sentidos queda reducido al tacto.
La presuposición de átomos moviéndose velozmente obliga a Demócrito a aceptar que existe el vacío en el que se mueven los átomos. Pero si todo lo que existe está hecho de átomos, ¿cómo existe el vacío? Demócrito recurre a una paradoja: "Lo que no es, existe lo mismo que lo que es". ¿Por qué se mueven los átomos? Responden diciendo que un movimiento causa al otro. Aristóteles no se quedará satisfecho con esa respuesta y señalará que los atomistas escamotean el problema del origen del movimiento en su conjunto.
Por admirables que hayan sido estos primeros esfuerzos de la razón humana para entender el mundo, no podemos ignorar que dejaban al hombre corriente en un estado de confusión. "El hombre corriente se hallaba ante el dilema de creer, con Parménides, que todo movimiento era ilusión y la realidad un todo inmóvil, o de 'salvar los fenómenos' (como tenían la insolencia de decir los otros) aceptando como realidades únicas los átomos –los átomos invisibles, incoloros, inodoros, áfonos– y el vacío. Ninguna de las dos teorías era satisfactoria ni particularmente creíble. De todos modos, si se creía a los físicos, entonces lo que ellos llamaban la physis o naturaleza real de las cosas era algo extremadamente remoto del mundo en que nos parece vivir. Si estaban en lo cierto, la naturaleza del mundo real resultaba de muy poca importancia para el hombre que tenía que tratar todos los días con un mundo completamente distinto
Se fue perdiendo el interés intelectual por la physis y la curiosidad de los filósofos se va orientar hacia la vida humana misma, hacia los problemas de la convivencia, de las leyes y del gobierno. Al fin y al cabo eran los problemas que interesaban a muchos griegos desde antes de Tales, problemas a los que había dado sabias respuestas prácticas Solón en Atenas, y a los que fueron dando sus respuestas otros políticos para bien o para mal de sus conciudadanos.

COMENTARIOS FINALES

Este es un intento de mostrar lo que pensaban acerca del Espíritu y la Materia
las distintas religiones (no todas), dentro de las cuales se incorpora a Confucio y Lao – Tsé, por la belleza infinita que existe en sus contenidos.
Se incluye también dentro del Hinduismo al Budismo, debido a que este último fue asimilado casi completamente por el primero, por lo cual se hace referencia a cada uno por separado.
Dudé una y mil veces en incluir a estas tres tendencias religiosas, por el hecho que no se referían en sus textos al tema que nos convoca, pero finalmente decidí integrarlas por que la atmósfera que generan en torno a si mismas y por ende a cualquier tema que se presente en relación con ellas, va en directo provecho de los temas tratados. Espero que esta sea una buena decisión y espero no equivocarme haciendo la salvedad, de que están aquí con ese objetivo.
Luego se presentan a varios filósofos pre-cristianos, donde cada cual aporta sus pensamientos acerca de los temas que nos ocupan y van dando la dinámica que va tomando la evolución del pensamiento en relación a los temas del Espíritu y de la Materia.
Después de este trabajo presentaré un esbozo de lo que ha sido la evolución del pensamiento desde el punto de vista científico, ya que lo que ha ocurrido en este campo representa, según creo, “todo lo nuevo”,ocurrido con respecto a lo que se piensa actualmente del Espíritu y la Materia.



rafael.torres3