domingo, 8 de marzo de 2009

Educacion 2020





Nuestro Chile, a merced de la desvastadora acción de los más egoistas intereses de diversos estamentos sociales

Que nos está pasando como país, cuando dejamos a nuestros hijos a cargo de quien no califica para educarlo. Desde su más tierna infancia están en manos de desconocidos, de los cuales después de muchos años nos impresiona haber estado tan equivocados. Que nos está pasando si dejamos a quienes más queremos en una situación de indefensión que los obliga a buscar soluciones de vida en el lugar menos apropiado. Adoptan modas foráneas, que no tienen ninguna relación con su experiencia de vida y nos asombramos que lo hagan. ¿Porque ellos han llegado a perder el respeto por los profesores y los profesores el de ellos? ¿Que estamos haciendo con el mundo que ellos heredarán? No les interesa votar por sus representantes. No les interesa participar. Transformamos el entorno y no respetamos nada, ni los lugares, ni los monumentos, generamos negocios mediante los cuales nos esquilmamos unos a otros, no nos preocupamos de planificar el futuro con los jóvenes y el futuro es de ellos Tenemos un sistema educacional concebido hace muchos años absolutamente anacrónico.

Me acuerdo haber pasado materias de historia, por ejemplo, con un método único de enfoque de los acontecimientos, entonces las ocupaciones de zonas geográficas, las guerras entre diferentes pueblos a lo largo y ancho de nuestro planeta, el descubrimiento de territorios de nuestro pueblo o de otros en muy distintas zonas geográficas siempre tenían las mismas motivaciones, a saber, el espíritu aventurero del pueblo en cuestión, el deseo de expansión de las áreas de influencia, los intereses económicos, los intereses de aumento de poder, fama u honor social. Y es que la pobreza espiritual del educador, el bajo cuestionamiento y el pobre nivel de exigencia, se refleja en el recitar de memoria de fórmulas que no hacen sino empobrecer paulatinamente a los estudiantes, que aprenden el juego de las respuestas, empobreciendo la imagen de la historia misma, que se monotoniza hasta el punto de perder la infinita riqueza que de ella se puede extraer.

Me acuerdo de la clásica “mala barra” de profesores con infinidad de complejos de inferioridad, reflejados en manidas objeciones y odiosas persecuciones permanentes a determinados alumnos, quizás provocados por rudimentarios arquetipos interiores, por su baja capacitación o también por las diferencias sociales y económicas tan distintas entre ellos mismos y los educandos. Y los muchos casos que no tienen que ver con las descripciones anteriores, que no se hacen parte de los defectos de algunos educadores, que si se ponen a la altura de los educandos, que si entregan pasión además de conocimientos, dan la certeza de que un porcentaje de los educadores no da la talla. Lo dramático es que este fenómeno se globaliza cuando se juntan una determinada cantidad de variables y ya no es un alumno, un grupo de alumnos sino colegios enteros y dramáticamente también segmentos de la sociedad en su conjunto que quedan excluidos de los beneficios del conocimiento, se estigmatizan sectores de la sociedad, grupos dentro de la juventud y se multiplican los problemas que entorpecen el normal funcionamiento de la transferencia de conocimientos dentro de lo que llamamos Educación.

Muy equivocadamente se piensa que donde existen recursos, capacidad económica los problemas no son tales y esto no es así, porque nuestra educación está aquejada de un problema que toca en su peso específico, en su eje motivacional. Sucede muy frecuentemente en los colegios de mayores recursos un problema que delata que la educación es una vocación de vida, una facultad que solo pueden ejercer a cabalidad quienes tienen en su alma grabado a fuego la pasión de la educación. Este problema del cual adolecen precisamente en los colegios de más altos recursos es la discriminación de parte de los colegios en la selección de sus alumnos. Estamos hablando de un problema casi de selección natural, donde solos, mediante una serie de maniobras de mercado se seleccionan los alumnos pertenecientes a grupos específicos. No me voy a explayar más extensamente porque el objetivo es uno y las derivaciones son muchas y me parece que esta es una derivación más de la fractura fundamental de nuestra educación y que es simple y llanamente un problema de amor por la educación.

Tengo en mi memoria una relación simple que normalmente ocurre entre los grandes hombres y la memoria que se guarda de ellos a través de los ritos, de los lugares donde se les rinde homenaje post mortem. Se levantan estatuas, sus tumbas son homenajeadas año a año y en general se les recuerda tratando de mantener viva la memoria de lo que aportaron a la sociedad durante su existencia sobre la tierra.

¿Dónde están algunos educadores nuestros, como por ejemplo,

Don Abelardo Núñez Murúa
Educador normalista


http://www.biografiadechile.cl/detalle.php?IdContenido=275&IdCategoria=8&IdArea=32&status=&TituloPagina=Historia%20de%20Chile Breve reseña histórica de José Abelardo Núñez Murua


http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0717-71942008000100002&script=sci_arttext#nota32 Las empresas editoriales de José Abelardo Núñez Murua






Yo solo veo el estado de su tumba en el Cementerio General de Santiago y las imágenes hablan por si solas

“He consagrado mi vida entera a la educación del pueblo y debo a los niños el bienestar de que he disfrutado en mis últimos días”




Yo solo quiero ver este problema por sobre el horizonte actual, donde se suceden las incompetencias, los cálculos electorales, la corrupción y toda la gama de problemas sociales, individuales y colectivos que lo ligan siempre al acontecer mediático.
Esta es una mirada compasiva sobre un estudiante sin nombre, que desea profundamente entender el mundo, que le estamos obligando a sostener sobre sus hombros. Un mundo con problemas urgentes, un mundo que devoramos todos los días con una gran dosis de egoísmo.
Un mundo especialmente bello, que para el, el estudiante sin nombre y para nosotros encierra un misterio que lo hace tremendamente propio. El quiere respuestas y se las pide al único que puede dárselas, a mí. Este “mí”, que somos todos y este “él” que es cada uno de los estudiantes que tienen derecho a respuesta.

Rafael.Torres3

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