viernes, 20 de marzo de 2009

Víctimas y Culpables



Un Viejo Sabio



Víctimas y culpables

Tomo un cuento que publica una amiga bloguera y que lo llama “Emociones verdaderas”, con el que hace reflexiones relativas al presente, al futuro y al pasado, como también a la función del pensar. Pido perdón por usarlo, pero creo que al mencionarlo doy muestra de que el texto es excepcional, de autor desconocido para mí, el tratamiento que ella hace es muy bueno y motivador, tanto que me voy a permitir hacer otras reflexiones que el mismo cuento me sugiere.

Cuentan que, en China, un hombre ya anciano decidió regresar al lugar donde había nacido y del que salió muy joven. En el camino se unió a un grupo de viajeros que seguían la misma ruta y les explicó su deseo de volver a la tierra que lo vio nacer.
Después de varias monótonas jornadas, aquellos hombres decidieron divertirse a costa del viejo.

-Mira, anciano, le dijeron, estamos llegando a la tierra de tus antepasados, esas montañas que vemos las contemplaron tus ojos cuando eras niño.

El viejo, a pesar de no recordar nada, se sintió dichoso de ver aquellas cumbres.

Horas después llegaron a unas casas en ruinas.

-Mira, anciano, le dijeron, seguro que entre estas piedras jugaste en tu infancia.

El viejo, al ver aquel pueblo abandonado, no pudo dejar de emocionarse.
Al rato, llegaron a un olvidado cementerio.

-Mira esas tumbas- le dijeron, continuando la broma-. Aquí con seguridad están enterrados tus padres, y los padres de tus padres.
Al oír estas palabras, el anciano no pudo contener la emoción, y estalló en lágrimas.

Arrodillado frente a aquellas tumbas, a aquel viejo le venían a la memoria mil y un recuerdos de su niñez, le inundaban el corazón viejas y añoradas sensaciones, la nostalgia invadía su alma con un caudal de emociones.

Pero viendo aquella escena, los viajeros se compadecieron del anciano y acordaron contarle la verdad.

-Sentimos decirte esto, pero la verdad es que queda aún mucho camino hasta que lleguemos a la patria de tus antepasados. Decidimos gastarte esta broma sólo para entretenernos. Te rogamos aceptes nuestras disculpas.

El anciano se levantó en silencio, recogió sus cosas y reemprendió el camino.

Llegada la noche, y ante el mutismo del viejo, sus compañeros de viaje volvieron a expresarle su pesar por la broma.

-Apreciado amigo, tu silencio nos produce hondo pesar, volvemos a pedirte perdón por nuestra conducta.

-Mi silencio nada tiene que ver con vuestra conducta que ya he olvidado –contestó el anciano-, mi silencio se debe a que no he encontrado respuesta a una pregunta que me atormenta: ¿Cómo es posible que haya emociones reales y verdaderas cuando éstas provienen de hechos falsos?



Reflexiones a propósito del texto.

Como cobra importancia en el mundo de hoy, la sabiduría del anciano, que ya había olvidado la conducta de los compañeros de viaje, ya los había perdonado y va con todo su ser hacia lo “verdaderamente importante”, su mundo interior.
Si dejamos de buscar a los culpables de nuestras desgracias en el mundo inmediato y atinamos a descubrir el porque elegimos ser las víctimas del drama que vivimos, estaríamos siguiendo por el camino del anciano.
Desde otro punto de vista más externo, cuantas veces ocurre en el mundo en que vivimos, que aquellos que han explotado al pueblo, han usufructuado de ellos hasta lo inimaginable, los han despreciado por ser “Intocables”, los han manipulado desde siempre, porque los han mantenido en la ignorancia, de repente y sin que lo quieran los hechos históricos dejan de manifiesto la farsa de los manipuladores.
Por ejemplo, la farsa de la antigua “Izquierda” y se caen los muros, la farsa de la arribista “Derecha” frente al inmenso circo creado en torno al mercado, la farsa de la lejana curia eclesiástica cuando sus representantes son los que cometen los peores pecados o por los menos, los más condenados por Jesús, lo único que de verdad yo rescato y se develan por fin, esos fraudulentos mitos que les daban todo su carácter.

Entonces empiezan a ver frustrados sus ocultos deseos, dan vuelta la cara y ven a sus eternos oprimidos yendo hacia otros brazos en busca de refugio y les piden perdón por el atropello de que han sido víctimas por décadas y siglos. Se imaginarán que ellos doblan la cabeza ante sus lacayos para recuperarlos y quizás lo logran, es lo que piensan.
Pero no, no son a ellos a los que tienen que rescatar. La verdad es que no se dan cuenta que en este caso el problema no es entre ricos y pobres, ni tampoco entre amos y lacayos, ni menos entre la curia eclesiástica y sus fieles.

El problema es generacional y es la nueva generación la que ya dirige sus sueños, dirige sus expectativas, dirige su misticismo, hacia otros horizontes más internos, más libres, menos racionales, más intuitivos y desconocidos. Es aquí donde el anciano del cuento se transforma en la nueva generación, mucho más sabia y ya muy lejos de aquellos que quieren reconquistarla.



Reflexiones de mi amiga bloguera

No hay pasado, no hay futuro, estos son producto de la mente. Confundimos la función de pensar con el pensamiento. No hay nadie que piense en y por uno. Presente: esto es lo único real.

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