El Ego está siempre dispuesto a dejarse llevar por la ira, el coraje, el enojo, el enfado, la irritación, la furia, la exasperación. Al Ego le agrada la queja, la discordia, la disputa, la pendencia, la riña; es amigo de peloteras, contiendas, rencillas, pleitos, litigios, discusiones, demandas, guerras, etc.
Por el contrario digamos que el Ser es distinto: ama la paz, la serenidad; es enemigo de las palabras duras, aborrece los altercados, las trifulcas, dice lo que tiene que decir y luego guarda silencio, dejando a sus interlocutores en plena libertad para pensar, aceptar o rechazar, y después se retira.
1 comentario:
Gran diferencia de uno al otro, desgraciadamente nos rodean los Egos y consiguen encrisparnos demasiadas veces.
Saluditos
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