domingo, 25 de marzo de 2012

JUDAS ISCARIOTE, LA REPRESENTACIÓN Y SU ENTORNO


Nos trajo la buena nueva. Dios se hizo hombre y era precisamente Jesús, el hijo de José el carpintero y de María, gente sencilla, común y corriente. Había nacido como uno de nosotros, como uno más dentro de miles de seres humanos. Un Dios para todos por igual, para judíos y no judíos, para los privilegiados de cualquier condición o especie, de cualquier casta y también para los desposeídos, los intocables e indeseables. Rápidamente Jesús sobresalió del resto por sus aptitudes personales, Dios lo había elegido seguramente con pinzas de entre todos los alumbramientos de su época, quizás, porque no?, “gestionado” a la luz de los talentos, de la pureza y de la dignidad de sus progenitores y estaba destinado a ser el mesías, el que nos traía la buena nueva, el propagador del mensaje, algo tan sólido y a la vez tan sutil y sagrado, como era la palabra de Dios.
Se rodeó de gente común y corriente, de pescadores, de cobradores de impuestos, de prostitutas y en general de gente sencilla y humilde.



Pescadores, como los dos hermanos Andrés y Simón Pedro, al parecer este último, socio de Zebedeo un propietario de redes, de negocios de pesca, con jornaleros y con un cierto nivel económico más bien solvente.

Juan y Santiago el Mayor (Jacobo) hijos de Zebedeo, dedicados a la pesca, tenían capacitación en la labores propias de este rubro. Gente preparada para surgir en múltiples situaciones en a las que les podía tocar vivir.

Felipe de Betsaida un hombre ingenuo, tímido, de mente juiciosa. Pertenece al Colegio Apostólico, y va a predicar Hierápolis (hoy Turquía) donde muere a edad avanzada.



Bartolomé hijo de Ptolomeo, llamado también Natanael de Caná. Descendiente de la Dinastía Ptolemaica. Según añade acerca de su figura, Santiago de la Vorágine, Obispo de Génova dice que “se mantuvo ajeno al amor de las cosas de este mundo, vivió pendiente de los amores celestiales y toda su vida permaneció apoyado en la gracia y auxilio divino, no sosteniéndose en sus propios méritos sino sobre la ayuda de Dios”.

Tomás (llamado Dídimo o Mellizo). Se dice que no demostró solo el tener "una fe esperanzada, sino más bien, una desesperación leal". O sea, él estaba seguro de una cosa, “que sucediera lo que sucediera, por grave que fuera, no abandonaría a Jesús”. El valor no significa no tener temor. El verdadero valor se demuestra ante la adversidad y sin embargo uno se arriesga a hacer lo que se tenga que hacer.



Mateo, el publicano o recaudador de impuestos, llamado también Leví. Según los tres sinópticos, lo dejó todo al ser llamado por Jesús. No esperaba esa aceptación contundente de parte de Jesús y ese mismo día hizo una gran fiesta a la que asistieron Jesús y sus discípulos. Mateo es considerado santo por todas las confesiones cristianas que admiten esta distinción.

Santiago el Menor, hijo de Alfeo, hermano de Judas Tadeo, llamado también Santiago el Justo. Identificado como "el hermano del Señor" que se entrevistó con Pablo; Identificado con el Santiago mencionado en la Carta a los Gálatas como una de las "columnas de la Iglesia"; Identificado con el que tomó la palabra durante el Concilio de Jerusalén, evidentemente un líder de la comunidad; con el Santiago a quien -según cuenta Pablo- se le apareció Jesús resucitado; y con el autor de la Carta de Santiago. Primer Obispo de Jerusalén.




Judas Tadeo. En algunos manuscritos de Mateo, el nombre «Lebbaeus» ocupa su lugar o es llamado Judas, hijo de Santiago (Lc 6:16). era uno de los apóstoles considerados como más judaizantes dentro del grupo de «los Doce». Según el evangelio de Juan, fue testigo privilegiado de la Última Cena, durante la cual tuvo una participación activa y explícita. La tradición eclesiástica le atribuye la autoría de la epístola de Judas, punto también debatido por los biblistas.
Se lo representó con un mazo, herramienta con la que sufrió martirio y hasta el siglo XIV se lo personificó con frecuencia con un hacha, e incluso con una espada). La «regla doblada» con la que también suele representárselo es una estilización del sable shamsir de origen persa, arma con la que asimismo se atribuye su decapitación. A menudo sus representaciones portan una imagen de Jesús, a veces con forma de medallón, en el pecho, en recuerdo de la leyenda según la cual este apóstol llevó el mandylion a la corte del rey Abgar V de Edesa, para sanarle. En realidad, quien portaba el mandylion era Tadeo de Edesa, uno de los setenta discípulos mencionados en Lucas 10:1-24, pero para cuando fue descubierto el error, la iconografía del medallón en el pecho de Judas Tadeo ya se había popularizado. También se lo representa con una llama de fuego sobre su cabeza, significando su presencia en Pentecostés, y un rollo en representación de la Epístola de Judas, uno de los libros canónicos, que la tradición eclesiástica tendió a atribuirle. En el simbolismo medieval, se consideró la piedra preciosa «crisoprasa» como atributo del apóstol Judas Tadeo.3

Simón el Cananeo, Celador o Zelote (guerrillero). Antes de unirse a Jesús habría pertenecido al grupo de los zelotes, que luchaban contra Roma.
Los zelotes, como lo habría sido este Simón, eran los miembros de una facción religiosa y política, fundada por el año 6 dC, por Judas el Galileo (mencionado este como un ejemplo de falso mesías). Los zelotes son considerados como el ala más radical e integrista del judaísmo del siglo I. El historiador de fines de ese siglo, Flavio Josefo responsabiliza a su intransigencia nacionalista de la destrucción del segundo templo de Jerusalén por las tropas romanas comandadas por Tito, alrededor del año 70.



Judas Iscariote. También es referido como «Judas, hijo de Simón» (Jn 6:71; Jn13:26). fue uno de los apóstoles de Jesús de Nazaret. Siguió a su maestro durante su predicación por Judea y Galilea y, según los Evangelios, fue el apóstol traidor que reveló a los miembros del Sanedrín el lugar donde podían capturar a su Maestro sin que sus seguidores interfiriesen, tal como había anunciado el propio Jesús durante la Última Cena. Judas, a causa de su traición a Jesús, se ahorco (de acuerdo a Mateo 27:5 y Hechos 1:18) y a raíz de esto se escogió a Matías como su reemplazo el cual no fue elegido por el propio Jesús.
El Evangelio de Juan expone un antecedente importante de la traición de Judas: la apropiación indebida de dinero. Judas era el tesorero y robaba el dinero destinado a los pobres (Juan 12:6). Según todos los evangelios canónicos, Judas guió a los guardias que arrestaron a Jesús hasta el lugar donde lo encontraron y según los sinópticos, les indicó quién era besándole (Marcos 14:43-46). Por su traición fue recompensado con treinta monedas de plata (Mateo 26:15),1 pero al poco tiempo se arrepintió de sus actos, intentó devolver las monedas a los sacerdotes que se las habían dado, y al no aceptarlas éstos, las arrojó en el templo. Luego, desesperado ante la magnitud de su delación, se suicidó ahorcándose (Mateo 27:5) en un árbol.
Más adelante se adjuntan otros comentarios y versiones de distintos autores y del autor de esta nota, que plantean otras visiones sobre la misión de Judas Iscariote en el terrible desenlace (“Reivindicación de Judas Iscariote”)

Matías, el sucesor de Judas, elegido a la suerte en el monte de la sangre, Cito, Hechos 1, 12-26. Hay muchos comentaristas bíblicos que no reconocen a Matías como sucesor de Judas ya que sólo Cristo Jesús es quien escoge a los Apóstoles y no delegó en ellos esta función.

Todos ellos fueron galileos con excepción de Judas Iscariote, que se presume era de Judea. Para algunos viene de los sicarii, grupo de judíos nacionalistas insurgentes. Después de la resurrección y ascensión de Jesucristo y tras haberse suicidado Judas Iscariote, los once Apóstoles restantes se reunieron y eligieron a Matías para completar nuevamente el número de doce Apóstoles enviados a las doce tribus de Israel.

Otros discípulos importantes



Escasamente se le unieron y sin ningún tipo de selección especial, algunos representantes de castas más privilegiadas que adherían unos más solapados y otros más explícitamente como Pablo de Tarso, que por supuesto no fue uno de los doce, pero fue considerado uno de los más importantes discípulos y que en estricto rigor, nunca lo conoció. Fue un ciudadano romano, nacido en Tarso, que además de ser judío, tenía una gran influencia y conocimiento de la cultura helenística y romana y hablaba fluidamente tanto el griego como el arameo lo que le sirvió posteriormente para difundir el mensaje entre los gentiles. En vez de Matías (13º) algunos sostienen que el sucesor de Judas Iscariote fue Saulo de Tarso, también conocido como Pablo, quien llevaría las Buenas Nuevas de Jesús a los gentiles (Hch 9:1-19).



Nicodemo es el nombre de un judío que aparece en el Nuevo Testamento cristiano, importante por ser el protagonista de un profundo diálogo con Jesucristo (Juan 3:1-21)
Según el Evangelio de San Juan, Nicodemo era un rico fariseo, maestro en Israel y miembro del Sanedrín. De él, añade que era «principal entre los judíos».1 Este hecho hace que sea muy apreciado entre los cristianos pues Nicodemo, al igual que Pablo de Tarso o José de Arimatea, representan al sabio judío versado en la Ley que reconoce en Jesús al Mesías y se hace su discípulo. Suponen por tanto un espaldarazo a favor del cristianismo.

Diálogo de Jesús con Nicodemo (Juan 3:1-21)

1 Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. 2 Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él. 3 Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. 4 Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?
5 Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. 6 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. 7 No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. 8 El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu. 9 Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto? 10 Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto? 11 De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio. 12 Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales? 13 Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo.
14 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, 15 para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. De tal manera amó Dios al mundo, 16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. 17 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. 18 El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. 19 Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. 20 Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. 21 Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.



José de Arimatea. Personaje bíblico que, según la tradición cristiana, era el propietario del sepulcro en el cual fue depositado el cuerpo de Jesús después de la crucifixión.
Otras tradiciones le atribuyen el traslado del Sudario, el Santo Grial y otras reliquias desde la ciudad de Jerusalén a otros sitios en la cuenca del Mediterráneo.
José de Arimatea era hermano menor de Joaquín, el padre de la Virgen María, lo que lo convierte en tío-abuelo de Jesús. Se convirtió en tutor del nazareno después de la temprana muerte de San José, el esposo de María.
Era miembro del Sanedrín, el tribunal supremo de los judíos, y decurión del Imperio Romano, una especie de ministro, encargado de las explotaciones de plomo y estaño. Un «hombre rico» según San Mateo; un hombre «ilustre» según San Marcos; «persona buena y honrada» según San Lucas; «...que era discípulo de Jesús» según San Mateo, «pero clandestino por miedo a las autoridades judías», según San Juan.



Gamaliel I, era un fariseo reconocido doctor de la ley y prominente miembro del sanedrín en la mitad del primer siglo. En Hechos de los apóstoles Gamaliel I es descrito como fariseo con gran autoridad entre sus contemporáneos. Se afirma que fue maestro de Saulo de Tarso. En Hechos de los Apóstoles 22:3, San Pablo indica: "Yo soy judío. Nací en Tarso de Cilicia, pero me crie aquí en Jerusalén y estudié bajo la dirección de Gamaliel I, muy de acuerdo con la ley de nuestros antepasados". Hijo de Simón y nieto de Hillel. Célebre fariseo, doctor de la Ley y miembro del sanedrín. Representante de los liberales en el fariseísmo (la escuela de Hillel era opuesta a la de Shammai), Gamaliel intervino con un razonable consejo en el concilio convocado contra los apóstoles y salvó a éstos de la muerte (Hch 5.33–42)
Entre las tradiciones cristianas, Gamaliel I aceptó la fe cristiana, y permaneció como miembro del Sanedrín con el propósito de secretamente ayudar a los cristianos. De acuerdo con Focio, fue bautizado por San Pedro y San Juan, junto con su hijo y con Nicodemo. Su cuerpo, milagrosamente encontrado en el quinto siglo, se dice es resguardado en Pisa, en Italia.

Vistas así las cosas, viendo la extracción social de los principales artífices del hecho en cuestión, sus oficios y la calidad de la gente que participa en este importante hecho histórico, sus elevados contactos a nivel del sanedrín, se lleva a cabo la obra más influyente y controvertida de la historia de la humanidad. La preparación y la muerte de Jesús, las intrigas, las confabulaciones, la sumisión absoluta de Jesús hacia lo que aparece como su destino inevitable, la traición solapada y “dubitable” de Judas Iscariote, la entrega de Jesús en medio de una trama propagandística de proporciones a las fuerzas del ejercito y posteriormente a la autoridad del sanedrín, Poncio Pilatos, el lavado de manos, la oscura elección entre Jesús y Barrabás, la pasión y la muerte en la cruz.

Reivindicación del Judas Iscariote



En el siglo XX, algunos autores ensayaron, como ejercicio de ingenio o por convicción sincera, la posible reivindicación del personaje.
Así, en el año 1944 Jorge Luis Borges publica el cuento Tres versiones de Judas, en el que presenta a un teólogo mostrando tres interpretaciones de Judas diferentes a la convencional, para quedar convencido al final de su última teoría: Dios no encarnó en Cristo, sino en Judas.
Posteriormente Juan Bosch, en su libro de 1955 Judas Iscariote el calumniado, revisa la tradición evangélica sobre el personaje, presentándolo como víctima de una interpretación errónea de los hechos.
El cine también ha mostrado facetas diferentes de Judas; por ejemplo, la película La última tentación de Cristo, basada en la novela homónima de Nikos Kazantzakis.
En el año 2006, esta lectura positiva de Judas cobra nuevos bríos con la publicación en abril de la traducción del Evangelio de Judas, un texto gnóstico que data posiblemente del siglo II. Según este texto, el propio Jesucristo pidió a Judas que lo traicionara y Judas cumplió la orden como supremo acto de obediencia. Para los gnósticos esto representaba un acto sagrado, ya que ayudaba a liberar del cuerpo el Espíritu Santo de Jesucristo.



Del Evangelio de Judas (Gnóstico),

Una conversación entre Judas Iscariote y Jesús:
Judas le dijo a Jesús: “En la visión (sueño) me veo a mi mismo como los doce discípulos me lapidan y me persiguen severamente y yo también llego al lugar de donde, después de ti, veo una casa y mis ojos no podrían comprender su tamaño. Gente grandiosa estaba rodeándola, y esa casa tenía un tejado de verdor y en medio de la casa había una multitud……………….y Judas termina diciendo: “Maestro, llévame hacia esa gente”.

Jesús respondió: “Judas, tu estrella te ha llevado hacia adelante”, y continúa “Ninguna persona de nacimiento mortal es digna de entrar a la casa que has visto, para ese lugar se reserva lo sagrado (lo santo), ni el Sol ni la Luna regirán ahí, ni el día ni la noche, sino que lo santo morará ahí siempre, en la región eterna con los ángeles santos, observa lo que te he explicado de los misterios del reino y lo que te he enseñado acerca del error de las estrellas y lo que te he mandado en los doce aeons (eras o eones de tiempo)”

Al parecer, es como si no estuviéramos oyendo hablar a una víctima y a su victimario, sino que de esta conversación se desprende que Jesús es alguien que conoce perfectamente de que se trata el sueño que Judas le expone y de Judas, de alguien quien cree sin duda en la interpretación más ingenua e inocente de aquello que relata.-



En el año 2007 el autor C. K. Stead siguiendo el Evangelio de Judas publica “My Name Was Judas” (Mi nombre fue Judas), una novela en la que Judas, octogenario, narra su amistad con Jesús desde su infancia (época en la que compartían el mismo maestro) hasta la muerte de su maestro.
Surge la duda de cuál fue el acto de traición en si, de Judas; Jesús era conocido, luego no necesitaba ser identificado por algún apóstol; inclusive, los vendedores atacados por Jesús en el templo podrían haberlo identificado. Buscar en que momento era fácil de capturar a Jesús sólo requería una sencilla labor de seguimiento por empleados o gente de confianza del Sanedrín, no era necesario pagar ese dinero a un apóstol. Algunos autores han especulado que el comprar a un apóstol sería un golpe propagandístico contra Jesús porque: ningún seguidor entregaría al hijo de Dios por mas dinero que se le ofreciera, pero si la compra es efectiva, entonces es una prueba contundente de que sus mas cercanos seguidores dudan o niegan de la divinidad de Jesús a tal punto de abandonar, negar o traicionar.

No era algo tan difícil de planear, más aún para alguien tan expuesto públicamente.
No era tan difícil que lo mataran otros y no precisamente uno de ellos, para demostrar después a quienes a él le interesaba y no a todo el mundo todavía, que efectivamente él había resucitado. Pero queda claro que su muerte fue algo absolutamente concebido por él desde un principio, lo cual sería usado posteriormente con algún propósito específico.




Ese era el mensaje, la buena nueva que Jesús le traía al mundo. La fe es la única fuerza capaz de traspasar la infranqueable barrera de la muerte. La ley por si misma no tenía la fuerza para lograr ese objetivo. La ley solo te condena sin darte ninguna posibilidad, porque no hay ni siquiera uno que sea justo, ni siquiera uno. Y no quiere decir que la ley no fuera cierta, pero ella por si misma no lograba el propósito sublime. Entonces no lo quiso así, debía morir y eligió precisamente a Judas Iscariote, uno de ellos mismos, el intérprete de la macabra trama fatal, porque así estaba escrito. Desde dentro entonces, se fraguó su muerte, como desde dentro de uno mismo se estructura el drama completo de la propia existencia.
No hay culpables externos, solo uno mismo es el responsable total y absoluto de la dimensión creativa de bondad y de maldad en que se gesta la propia vida.
No se trata entonces de buscar culpables históricos de la muerte de Jesús, ya que el sentido último, la trama completa, los personajes y todos los adjetivos atribuidos en el guión a cada uno de los personajes que participan en la trama de la muerte de Jesús son roles pre-adjudicados y conforman en si mismos, todos juntos, mancomunados, el sentido último de la palabra de Dios.

Rafa Torres

No hay comentarios: