domingo, 13 de septiembre de 2009

LA BURBUJA RELIGIOSA



El Sábado, 09 de mayo de 2009 a las 16:22

Es una mañana tranquila de este año 2009, crucial para muchos que ven sus familias amenazadas, sus trabajos con mucha incertidumbre, por una crisis que nadie sabe la dimensión que tiene, en la televisión se difunde un acto de bienvenida al Papa Benedicto XVI en la Catedral Greco Melquita de San Jorge de Amman, en Jordania.

Me impresionaba ayer en la recepción que lo esperaba una multitud de curas, el clero ortodoxo desplegado en toda su dimensión, parado al borde de las alfombras rojas por donde caminaba, no había ninguna mujer, ni una religiosa, solo hombres, curas y guardaespaldas ya que solo ellos ostentan los “grandes cargos”. El Papa acompañado del Rey de Jordania y la bella Reina Rhania con más estirpe y clase que todos ellos caminaba postrera. Detrás de todos ellos, sin función específica, ni siquiera acompañada. Yo la ví de repente acercarse y saludar a los dignatarios de la Iglesia, pero quizás sea reprendida posteriormente por eso, no lo sé. Ella, solo digna para los que entienden de las discriminaciones, para el pueblo que oculto tras sus cubrientes velos, dirigirán sus miradas a quien quisieran ver delante de todos y para los que comprenden el papel que le toca jugar y que lo cumple con entereza.

Acá en la ceremonia se desplegaron alfombras, ritos, cantos y discursos de bienvenida. Estos curiosamente solo hablan de victoriosos y derrotados, de enemigos y reconciliaciones, de herejías y demases.
Luego un laico pide a través de un canto lacónico y rogativo, que se despierte la atención, que atiendan a la palabra y describe pasajes del evangelio donde San Pablo describe la lucha con el demonio.

Luego el Papa agradece y describe a la iglesia como un pueblo peregrino (…), que ha sido perseguida permanentemente. La iglesia invita al mundo divino, en el mundo y la realidad de hoy. (…)
Reconoce a esta iglesia ortodoxa Jordana como parte de la Iglesia (…). Vuelve sobre el tema de las fuerzas del mal, de la lucha dramática con las fuerzas ocultas (parece más un amedrentamiento a vivir fuera de la iglesia).
Insiste en el tema de la iglesia peregrina, que no se en que se sustenta, ya que tienen los pies como apresados en hormigón armado en el Vaticano.
Hace una semejanza a la labor de la iglesia ortodoxa y la difusión del Antiguo Testamento (Es como decirles caballerosamente Fariseos y ¿será que ellos llevan por delante el Nuevo Testamento? (…)).
Habla de las influencias destructivas del capitalismo, los insta a hacer una contribución a la vida pública y da las gracias por sus oraciones por él y por su ministerio.

Creo y me salgo del relato y comento, que solo les dijo que estaba aquí como una concesión, muestra evidente de su misericordia y generosidad, que sus ritos y costumbres y religiosidad son propios del Antiguo Testamento y que eso era bueno (…), porque que más podría decir.
En los agradecimientos habla un gran dignatario de la iglesia ortodoxa y declara a Benedicto XVI, guardián de la ética, abogado de la vida y refugio de los fatigados.

Por primera vez habla una mujer y pide cosas reales y cotidianas, porque a ellas les tocan las peticiones, una segunda mujer hace lo mismo y cuando parecía que la palabra la iba a tomar el pueblo femenino y de hecho así sucedió, irrumpen las religiosas una tras otra y ellas piden por que Dios ilumine a las mentes brillantes y no exagero, tal cual, que nos dirigen y se refiere al clero.
El Papa Benedicto XVI agradece y pide a los católicos que sean luminosos y sean ejemplo de austeridad y castidad (…).
Curiosos guardias de cuello y corbata flanquean todos los corredores por si resultare de esta ceremonia una suerte de buena oportunidad de un atentado. Como en los sets de televisión unos sendos “porristas” instan a la concurrencia al:
¡¡¡ Habemus Papa, Habemus Papa, Viva el Papa !!!

Los dueños de casa, agradecidos por haber bendecido esta Catedral, le regala una cruz de la tradición de la iglesia ortodoxa.
El Papa se retira y no se alcanza a divisar parapetado entre guardias, no puede caminar, la multitud se abalanza para intentar tocarlo, solo tocarlo dice la voz que transmite, mucho forcejeo, empujones y manotazos, es cierto que lo quieren tocar, pero detrás de cualquiera puede estar…………..el enemigo.

Una consideración que me surge extemporánea, pero no quiero que se me quede en el tintero, acerca de las profundas diferencias entre las formas de una iglesia y otra, por la rigurosidad en los ritos, del idioma en que celebran las misas, las vestimentas y en fin tantas cosas que para una iglesia y otra tienen importancia capital. Para uno que observa desde fuera y con los ojos de alguien que se declara cristiano y profundamente libertario en cuanto a religiosidad se refiere, me parece que entre ellos solo ven la paja en el ojo ajeno y no se dan cuenta de la viga que tienen en el propio.

Se retira en sendos Rolls-Royce negros con vidrios polarizados, a través de los cuales Benedicto XVI esboza una sonrisa.
Será que el recuerdo de Juan Pablo II y su inmenso misticismo, su veneración por los representantes de esa tendencia del Cristianismo como San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Ávila, que el solo nombrarlas me hace sentir un escalofrío de pies a cabeza, será que su recuerdo digo, y el de la canción “Mensajero de la vida, peregrino de la paz" hace de cualquier ceremonia ortodoxa, una caricatura de la fe. No voy a dejar de decir que a mi personalmente me sucede, pero sé que no me corresponde juzgar, pero tampoco dejar de escribir acerca de ello.


rafael.Torres3

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